Traductor

domingo, 5 de julio de 2020

Tobías Álvarez Armas: Música, Sueños y Aventuras

Autor: Antonio José Pérez Luna

Nació el primero de mayo de 1906, en Guanape, estado Anzoátegui bajo la administración política del General Cipriano Castro, famoso caudillo que encabezó en 1899 la llamada “revolución restauradora”, que marcó el ascenso de los andinos al poder.

Bajo la protección divina de Dios, Rafael Tobías ÁlvarezArmas, recientemente ha cumplido la hermosa edad de 84 años.


Nació en Guanape, pintoresca población de Anzoátegui, que conjuntamente con las localidades de: Carvajal, Clarines y Sabana de Uchire, conforman el actual municipio autónomo  Bruzual, cuya posición  geo-estratégica, dentro de la geografía regional del estado, hace de esta zona una de las regiones  de mayores perspectivas, dentro del desarrollo turístico nacional.

Hijo de Calixto Álvarez Aguilar y de María del Socorro ArmasDomínguez, de cuya unión matrimonial formaron una familia compuesta por 7 hijos: Rafael Tobías, Manuel Felipe, Calixto Vicente, María Auxiliadora, Diógenes, Israel Elías y Aura Rafaela. 

“Para aquella época la educación de los muchachos era difícil, no había gados; aquellos fueron años muy duros y uno desde muy temprano, tenía que meterse al campo junto a los padres a buscar los medios de vida; por eso, nuestra educación se resumía sencillamente al aprendizaje de la lectura y escritura, a estudiar algunas nociones de gramática y a sacar cuentas, es decir, lo elemental de la aritmética: números, suma, resta, multiplicación, división, regla de tres simple y compuesta; pero los maestros eran exigentes, a mí me enseñó el bachiller Diego Sanzón Jiménez Salazar”.

Más tarde se coloca al frente de un taller  artesano, donde se fabricaba alpargatas propiedad de sus padres y aun cuando esto pareciera el temprano inicio a las actividades, Tobías, desvía el rumbo de aquel oficio y se hace barbero, profesión que marca su inicio  en el trabajo con mayor responsabilidad, y la cual va a desempeñar por muchos años.

Con apenas 14 años de edad, comienza actividad musical en oportunidad de conocer a un famoso violinista colombiano nativo de Pamplona, Rodolfo Mogollón Álvarez, quien dirigía una compañía de canto (zarzuelas, óperas, operetas, etc.) y quien se encontraba en gira artística por Venezuela; este personaje, determinante en la inclinación musical de Tobías Álvarez, llegó a ser primer violinista concertino de Pamplona. Se establece en Guanape y funda en esta localidad una escuela de música y acto seguido, Tobías se inscribe en ella e inicia sus estudios, permaneciendo cinco años bajo la dirección del maestro Mogollón, aquí se hace violinista y lleno de inquietudes por conocer a fondo los secretos del violín y amante de la música difícil, son sus palabras, Tobías se marcha a la ciudad de Maturín, donde continúa sus estudios; allá permanece dos años, tenía para entonces 21 años de edad. Corría el año de 1927, víspera del gran acontecimiento revolucionario que encabezaba la generación del 28, aquella célebre revuelta popular contra la dictadura de Juan Vicente Gómez.

Concluidos sus estudios musicales, se dedica por espacio de siete años a su profesión inicial de barbero en la capital de Monagas, alternando este oficio con el de músico en un grupo musical llamado “Compañía de los hermanos Reyes”, con la cual rompe relaciones posteriormente. 

En 1932, se produce su primer arribo a El Tigre, cuando contratado por Don Miguel Malavé, fundador de una especie de cabaret, el único existente, viene para tocar en un baile; en esta ocasión se hace acompañar por un grupo musical residente en Ciudad Bolívar, conformado por un bandolín, un cuatro, un violín y un bombardín. Su estadía fue por pocos días, pero éstos fueron suficientes  como para conocer de cerca a Guanipa en plena desnudez y a El Tigre en el proceso embrionario de su formación, al respecto dice:

“Un gran campamento de lona se levantaba, allí donde se produjo el reventón, y en él, todo un enredo de equipos y materiales; otro campamento similar, se levantaba en el terreno que hoy ocupa el club de Leones. Todo era en inglés, salvo las frases bonachonas del pueblo venezolano representado en un reducido número de margariteños trabajadores de la compañía, no había mucho que ver, salvo la extensa sabana de Guanipa y el desfile de los grupos indígenas que regresaban casi siempre  con el atardecer, después de recorrer toda la ribera del río y los bosques cercanos. Muy pocas chozas y alguna construcción sin planificación”.

Regresa nuevamente a Maturín y en esta ciudad permanece hasta 1934, cuando se traslada a Caracas, regresando nuevamente y fijando residencia en Ciudad Bolívar; en ambas ciudades pule con esmero sus conocimientos sobre el manejo del violín.

En 1940, se establece definitivamente en El Tigre, dedicándose a sus oficios habituales de barbero y músico; en esta ciudad contrae matrimonio con Haydée Concepción Zamora, unión de la que nacieron  diez hijos; Miguel, Aura, Argelia, Luis Rafael, Sonia, Rafael Tobías, Jacobo de Jesús, Ada, Arturo, Violeta de Jesús y Arsenio, de ellos, tres son profesionales, un abogado, un técnico superior y un médico.

“Me considero fundador de El Tigre, porque a pesar de haber venido, primero en 1932 y haberme ido, para regresar nuevamente en 1940; de todas maneras son 50 años de permanencia en esta ciudad que yo he visto crecer. Porque le he dado 50 años de mi vida, mi música es también parte del acervo cultural e histórico de esta región”.

Hacedor de cultura popular , sólo con su esfuerzo y su violín, pocas veces ha recibido ayuda alguna, con miras a desarrollar cualquier proyecto, no obstante numerosos han sido los jóvenes que han recibido de Don Tobías Álvarez, la orientación pedagógica del aprendizaje musical, y hoy ocupan a nivel nacional, lugar de renombre en las actividades musicales, uno de estos valores de la nueva generación es la joven Liliana Mazarri, que después de concluir sus estudios  superiores  en la escuela de música Juan Manuel Olivares  en la ciudad de Caracas, viajará muy pronto a Londres a continuar estudios de música y canto; otros alumnos, hoy se ubican en diferentes profesiones, pero que siempre tendrán en las notas sonoras de un violín, de un cuatro, de una guitarra o un bandolín la enseñanza y el recuerdo de Tobías Álvarez.

Numerosas son las composiciones que constituyen el patrimonio musical de Tobías: Los Mereyes (pasodoble), Mercedes (pasodoble), Inspiración (vals), El Bolivariano (vals), Aleida (merengue) y El Collar (merengue). Su dilatada trayectoria, se proyecta a otras entidades federales, donde su música amenizó bailes de gala en salones de altura; Boconó, Barinas, Altagracia de Orituco, Ciudad Bolívar, Tumeremo, Barcelona, Clarines, Cumaná, Caracas, Valle de La Pascua, Tucupido; para nombrar algunas de las ciudades que se han deleitado con el arte sublime, la inspiración y la emoción  de este auténtico valor anzoatiguense, que al hablar de su vida expresa:

“Yo soy un amante natural de la música, ella es parte integral de mi personalidad, de mi formación y de mi educación, a ella he dedicado una Parte muy importante de mi vida, ella me mantiene, porque me llena de satisfacción espiritual… ella es el mejor mensaje de paz para las personas (…) ¡claro! ¡la buena música!”.

Sentado con el fino estilo del ciudadano de comienzos de siglo, sobre la acogedora poltrona, y saboreando un aromático café, fija su mirada sobre el tiempo y en soledad de su memoria, cual máquina repetidora, abre el paréntesis de la reflexión:

“Ahora a muy pocos interesa  esta cuestión, ahora la música no se entiende, es otra”.

Vuelve a guardar silencio, que interrumpe en breves pausas, cuando silba o tararea algún valse que le atropella la memoria, es como un esfuerzo por recordar pero al final vuelve a enmudecer, fijos sus ojos en aquel ayer de añoranzas.

“…En las ventanas grupos de mujeres reían y se agitaban locamente. Ardía la sangre en todas las venas, chispeaba el sol en el metal de los arneses; gritaba el color en todas partes, y entre el clamor de una embriaguez dionisíaca, gemía el joropo nativo o vibraba el pasodoble español”.

Era como si de pronto se ubicara en medio de aquella imagen de la Venezuela de entonces, pintada en Reinaldo Solar, imágenes vividas  en más de una oportunidad en aquellas pintorescas fiestas patronales, donde las magias de las notas musicales de su violín y la galante ejecución del arco, pulso a pulso las pisadas maestras sobre las cuatro cuerdas templadas de quinta, protagonizaron  hermosas noches de bohemia.

Por su trayectoria como músico de excelente gusto, que ha dado a nuestro patrimonio artístico y cultural un invalorable aporte y por su condición  de ciudadano ejemplar, que a lo largo de su vida siempre puso por delante, Don Tobías, exhibe orgulloso el reconocimiento de todo un pueblo, que seguirá viendo en él un monumento a la dignidad, a la constancia y a una enseñanza ejemplar; pureza, amor, afecto y sensibilidad de un ilustre ciudadano que recoge con maestría Ernesto Luis Rodríguez, en su poema ARRIERO

 

El Tigre, 10 de junio de 1990.


Dr. José Manuel Eleuterio Guzmán Guevara

Por Juan Ricardo Guzmán Hernández

José Manuel Eleuterio Guzmán Guevara, médico, nació en Cantaura, Estado Anzoátegui, el 18 de abril de 1906. Hijo primogénito de JoséEduardo Guzmán Muzzi y Ana Teresa Guevara Monagas. Fue bautizado el 26 de mayo de 1906. Sus padrinos fueron: Julio Guevara Montiel y Marcelina MonagasSifontes de Guevara.


Estudió primaria en la Escuela Federal Freites. Asistió al Colegio Federal de Barcelona donde se graduó de bachiller en Filosofía y Letras en 1924.

Como joven universitario perteneció a la llamada “generación 28”, integrada por aquellos jóvenes demócratas de la talla de Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Jóvito Villalba, entre otros.

En 1930 es nombrado preparador de Anatomía Patológica en la Escuela de Medicina del Hospital Vargas.

En 1932 obtiene el título de Médico Cirujano, expedido por la Universidad Central de Venezuela y presenta como tesis de grado: “Endocarditis Reumática en el Hospital Vargas”.

En 1932 es nombrado cirujano en el Hospital Central Luis Razetti de Barcelona. En 1934 junto con su prima la señora María Guzmán de Marcano, funda en Barcelona un Dispensario de la Cruz Roja, para atender las más urgentes necesidades médicas de la clase pobre de esta ciudad.

En 1934 es nombrado médico auxiliar en las Fuerzas Aliadas que combaten en Europa (previo curso de entrenamiento en Baltimore, EE.UU) y desmovilizado el 16 de junio de 1946 en San José de Costa Rica.

Casó a los 27 años de edad, el 15 de mayo de 1934, con ClaraRosa Otero Silva, de 20 años, hija de Enrique Otero Vizcarrondo y Mercedes Silva Pérez. Posteriormente se divorcian.

En 1946 crea el Servicio de Traumatología y Ortopedia en el Hospital Central Luis Razetti y es nombrado Jefe del Servicio.

Viviendo en Lima, Perú, conoce al joven oficial Marcos Pérez Jiménez, quien se encontraba haciendo curso de especialización en la Escuela Militar de Chorrillos y fuese su paciente por un tratamiento médico de emergencia del estómago, saliendo más adelante exitoso de todo peligro y desde ese mismo momento nació una digna y larga amistad.

El 05 de marzo de 1953, es designado Gobernador del Territorio Federal Amazonas, donde hizo una excelente labor, cambiándole el rostro a Puerto Ayacucho de pueblo a ciudad.

Falleció en Caracas, el 03 de agosto de 1987, a la edad de 81 años y fue inhumado en el Cementerio Municipal del Barcelona.


domingo, 28 de junio de 2020

Carlos Julio González Rojas (Mascagrapa)


Por Manuel Matos Díaz (19 de abril de 2019)

 “Se aprende a hablar, hablando. A estudiar, estudiando. A trabajar, trabajando. De igual forma se aprende a amar, amando.”   San Francisco de Sales

Carlos Julio González Rojas,  hijo de doña Carmen Benita Rojas, (La Negra) y  don  Ángel Rosendo  Aragort (Chicho González), casado con Celenia Chacín de cuya unión nacen  sus tres hijos: WilfredoÁngel y Julio José. Sus hermanas María Antonia, Amanda, Thais, Matilde y  Mirian. Su hermano mayor, Ignacio y medio Guaribe como familia, vecinos de Samán Gacho.

Carlos Julio González Rojas y Julio José González Chacín

Carlos Julio, como todo hijo de San José de Guaribe, fue un personaje que como todos, con defectos y virtudes, solo que en este caso son más las virtudes. Su personalidad se destacaba por ser amable, solidario, consecuente y muy  querido por un  pueblo que lo vio nacer. En todo momento demostró el amor hacia la tierra, ese olor a barro y a bosta de ganado, de la leche recién ordeñada, de la brisa mañanera, de esa puesta de sol entre cantaras de leche, trabajador incansable como cualquiera de los peones, jodedor, ocurrente, de café recién colao’, hombre de a caballo, de recorrer sabanas, montañas y caminos. De ese Carlos Julio quiero recordar.

  Carlos Julio viene de una de las segunda familia más pudientes de la época; dedicados a todo lo referente a la ganadería y al agro, Carlos Julio estudió su primaria en una escuelita que estaba ubicada al frente de la señora Carmen (La Bachillera), vecina de la logia masónica y al frente donde el Dr. Fernández tenía su clínica, más o menos se situaba la  escuela, que era dirigida por el esposo de Carmen, el muy famoso Bachiller González,  quien era el  maestro.E es de hacer notar que muy poca gente tenía acceso a la escuela, ya que apenas se iniciaba la educación primaria al llegar a la secundaria que no se podía continuar en Guaribe. Su hermana, Amanda González actuando como representante, se lleva a Cipriano Barrios y Carlos Julio a Caracas para continuar los estudios de bachillerato, a los  Salesianos, orden que pertenece a la congregación religiosa católica de San Francisco de Sales, específicamente en la Candelaria, y no precisamente por ser unos santos o de alguna vocación religiosa, sino porque era donde se podía recibir una mejor formación. Sin temor a equivocarme, soy de la opinión que es allí, con los salesianos que reciben la formación que va a marcar un ante y un después en la vida de nuestro personaje, y adquirir valores que preservan durante toda su vida. Allí va a conocer a quien sería su compañero y amigo de clases, el escritor y economista Jóvito Martínez Guarda, quien a su vez resulta ser de Guanape, y su padre Francisco de Paula Martínez Velásquez (Paco Martínez).  Allí se van a afianzar los lazos de hermandad y compañerismo. La anécdota a resaltar, es que Jóvito casi siempre fue el número uno en clases hasta que llegaron Cipriano y Carlos Julio, que se plantearon el reto de ser los mejores y, así ocurrió. Carlos Julio  llegó a ser el mejor estudiante de los Salesianos.

 Guaribe es una tierra que se extraña en ausencia y todo lo que aguarda en cada regreso es lo que se deja acumulado, es un pedazo de la vida como un miembro del cuerpo no amputable. Hay que destacar que los guariberos no pueden estar lejos de su terruño, porque se amarran de cierta forma a sus afectos familiares, costumbres, amores y amigos, a sus calles, al río, a sus hermosas muchachas de camisa de cuadritos en un borde de la manga, o en el paseo nocturno por su plaza de tubos que invitan a la tertulia obligada, a los amores secretos. No es para menos las horas y días del retorno necesario, así que   cuánto permiso obtenían,  ¡Dale pa’ Guaribe..! Tanto así, que cuando cursaba el tercer año, y ya haber estado en su terruño, partieron de Guaribe para Caracas, ya que ese lunes siguiente tenían clases, pero súbitamente al llegar al Chala, en Altagracia de Orituco, deciden retornar de nuevo a Guaribe. Al llegar a Guaribe se consiguen con  José Antonio Anato, Ismael Sifontes y el flaco Urbina  y se van hacia el club; piden una botella de whisky y Carlos Julio le da la noticia del abrupto regreso.  A los ya contrariados amigos le dice: “Yo no voy más y si les preguntan digan que fue por amor. Fue la claudicación definitiva de sus estudios, para dedicarse a una de sus pasiones que era la ganadería.

Carlos Julio (Mascagrapa), como la mayoría de las personas que leen esta nota, saben que en Guaribe nadie se salva de su sobrenombre, y si usted es del pueblo y cree no tenerlo, averigüe que se llevará una  sorpresa. Mascagrapa era el sobrenombre de Carlos Julio, esto no he logrado saber quién lo bautizó, pero sí porque le decían así: La cara de Carlos Julio era como de arrecho, como quien mastica hierro o grapas de alambre de púas. Yo en lo particular jamás le dije así, yo era un carajito adolescente y en casa nos enseñaban a respetar a los mayores. Pero de que le decían Mascagrapa, le decían, sólo que eso era pura apariencia aunada a su carácter, un carácter que cuando de ser necesario emergía para la defensa de sus principios,  y  porque le gustaban las cosas bien hechas. En el fondo era un pan de Dios, amigo, servicial, solidario. En cierta ocasión lo detuvo un amigo y le pidió, a manera de ruego, que lo ayudara que tenía un problema y que si le podía prestar tres bolívares que en la época era un dineral. Carlos Julio se metió la mano al bolsillo del pantalón y saco una moneda de cinco bolívares, y le dijo !Hombre! anda a disfrutar tus realitos” Así era él. Jamás presumió de grandezas ni de linajes, era amigos de todos. Me atrevo  asegurar que era más amigo de los campesinos  que  de muchos  “Juán José”, por aquello de la canción. El sobrenombre de Mascatubo  lo tenía también, pero ese lo heredó Ángel, su hijo.

Carlos Julio fue muy amigo de casa de mi padre y eran como hermanos, se ayudaban mucho. Mi padre y yo íbamos mucho a su finca “El Salto” a hacer trabajos en los corrales, y es allí, donde aprendo las faenas ganaderas, el ordeño, a herrar ganado a montar. Es mi primer contacto con lo que significaba la ganadería, incluso de pasar toda la tarde de los domingo en la finca con alguna parrilla, o actividad que Carlos Julio  inventaba, así como también asiduos visitante a su casa en Guaribe, que casi parecía un zoológico. Era amante de los animales y sobre todo de los pájaros, de hecho mandó a construir una jaula muy grande para albergar las múltiples especies de aves. El amigo Germán Guzmán se encargaba de todo ese patio.

Fue un hombre muy querido, ya que a lo que se comprometía le ponía toda la pasión y dedicación posible. Si era jugando fútbol, una de sus pasiones y el dueño de la pelota, porque el que tenía un balón de futbol ya era mínimo “dueño de un equipo.” Aún recuerdo que usaba unos zapatos de hierro, los que llaman “taco” para jugar  él y todo su equipo. También fue un gran coleador, junto a su hermano Ignacio González, una dupla muy exitosa; por aquella época la manga de coleo era una vaina hecha de madera con astillas y palos, por lo que se decide hacer una manga de coleo nueva de tubos, como dirían, una vaina bien hecha y, de la Gobernación de Guárico, su tío el gobernador Dr.: José Ignacio González Aragort, trae el trofeo para la gran inauguración de la manga de coleo. Eso fue el 19 de marzo del año 1970, cuando el Dr. trae el primer trofeo que se entregaría al vencedor de la competencia que fue Carlos Julio, el triunfador de esa tarde de toros, y no por ser familia del gobernador, los conocedores saben que hay ciertas condiciones del coleo para declarar un ganador.

Puedo decir, sin temor a equivocarme, que fue un hombre como todos pero sobre todo un hombre muy justo y correcto con los demás, no era de aparentar o de mirar por encima del hombro, y eso lo demuestra esta anécdota una de las tantas que se produjeron. En cierta ocasión salía de su finca con los trabajadores y, así con olor a bosta de ganado con ropa de faena, se presentó en el club de Guaribe, un sitio donde había cierta exclusividad no accesible a todo. Así era en aquel entonces, cuando ciertos grupos  tenían el privilegio y parecía como un club privado, con aires de supuestos abolengos o noblezas formadas en la mente, porque de eso, nada. Siguiendo el cuento, se presenta Carlos Julio con sus empleados y pide una botella de whisky, una de ron ya que los obreros eran más dado a las bebidas espirituosas. Y espera, y espera… pero se oye un murmullo entre los asistentes, y aparece en escena el buen amigo Anato Espinoza, el popular “Rayito”, y se dirige a Carlos julio para decirle con voz asustadiza “Carlos Julio, te mandan a decir que te podemos despachar a ti, no a tus obreros”. Acto seguido, se para Carlos Julio de su silla y le dice arrecho a “Rayito”…  “O atiendes a mis empleados o acabo esta vaina a tiros”. Acto seguido, !todos fueron atendidos! Quiero aclarar que eso no se le ocurrió a “Rayito”, sino que algunos asistentes lo mandaron  para que diga eso a Carlos julio, ya que ciertas presencias eran extremadamente incómodas por los prejuicios típicos de la época.

EL MARATÓN DE BAILE DE TRES DÍAS

Julio José González Chacín
Por aquella época, llega un señor y plantea hacer una actividad. Al parecer era un señor que buscaba alguna manera de hacer unos realitos y plantea el famoso maratón de baile de tres días, seguido con ciertas condiciones: el cobro de la entrada, la participación y un equipo de sonido en el club social. Se inscribieron muchas parejas e individuales. Total la idea era así, aunque fuese uno tenía que completar la competencia. Llegado el gran día, se da inicio. Primer día, segundo día pero por la tarde, el equipo de sonido no aguanta la pela e interviene Carlos Julio, que andaba con su hijo Julio y le dice que fuese a casa y trajera el equipo, porque no se podía detener la competencia. Aparece Julio  y, el señor ya cansado, lo deja de disc-jockey, ya que no se podía detener la música. Carlos Julio comienza a apoyar a José Orsinis (El Cura) y José Haché (El Árabe) y a la señorita  Rosita Campos. Y,  férrea competencia entre estos dos, pero joder!!!  No faltan en Guaribe  los jodedores de siempre. A los participantes se les  daban  alimentos y bebidas, pero sin dejar de bailar. Se cuenta que  le han echado algo en la bebida del  “Cura”… ¡Un purgante!, lo que desató la mayor diarrea que lo sacó de la competencia y, es así, como gana la bella Rosita Campos. ¡Enhorabuena!

por primera vez las fiestas eran para el pueblo y no obedecían a intereses mercantiles, fiestas para la gente con los camiones del señor Chivico para ser usados como tarima, música hasta el amanecer en pleno asfalto, un día tras otro y con distintas locaciones para el disfrute de un pueblo donde todos éramos una gran familia, así eran las Fiestas Patronales de San José de Guaribe, dirigidas con un gran equipo y de la mano de ese gran hombre que fue Carlos Julio González Rojas (Mascagrapa)… HONRA A SU MEMORIA.

NOTA ESPECIAL: En memoria a José Marrero, quien colaboro con la confirmación de cierta información. Al amigo Ramón Canache, testigo y amigo de Carlos Julio. Gracias.


jueves, 18 de junio de 2020

Roberto Otilio Domínguez Armas

Roberto Otilio Domínguez Armas

Por Mariela Domínguez Hernández

Nace en la población de Guanape, Estado Anzoátegui, el día 13 de diciembre de 1919, de la unión matrimonial entre Roberto Luís Domínguez Armas y Susana Armas Rodríguez, ambos guanapenses y pertenecientes a las familias fundadoras de este pueblo de la Cuenca del Unare. Es el segundo de cinco hermanos, todos nacidos en este pueblo: Ligia, Roberto Otilio, Rafael Vinicio (Cubín), Carmen Vestalia y Juan Salvador Domínguez Armas. Inicia y culmina sus estudios de primaria en la ciudad de Barcelona, en donde su madre regenta una pensión ubicada cerca de donde actualmente se encuentra el Hotel Neverí. Entre sus condiscípulos podemos mencionar a Tomás Alfaro Calatrava, Octavio Lepage, Rafael Guzmán Garroni y otros conocidos personajes de la zona. Posteriormente viaja a Caracas y los Teques, en donde cursa hasta el tercer año de bachillerato. A pesar de sus pocos estudios, fue un conocedor de leyes y diestro en el manejo de sus conocimientos.


A la temprana edad de 17 años, comienza a trabajar para ayudar con el sustento familiar, en el recién creado Ministerio de Sanidad, desempeñándose como Inspector Sanitario, forjando para ello una partida de nacimiento indicando haber visto luz en el año de 1918. En el ejercicio de sus funciones recorre varias ciudades del país y, es precisamente en la población de Charallave, en donde conoce a Carmen Luisa Martínez Pérez, natural de Tácata, Estado Miranda, con quién contrae matrimonio el día 06 de febrero de 1944 y de cuya unión nacerán siete hijos: Roberto Luís, Tania Coromoto, Alexis Rafael, Enrique Gustavo, Luis Carlos, Gustavo Alfredo y Algimiro Domínguez Martínez.


Fue miembro fundador de los partidos U.R.D. y del P.C.V. cuando se perseguía, se torturaba, se desaparecían y secuestraban a los revolucionarios llamados izquierdistas, principalmente a los militantes del P.C.V. en tiempos cuando pertenecer a partidos de izquierda no era bien visto, lo que trajo como consecuencia ser perseguido político durante los gobiernos del General Marcos Pérez Jiménez y Rómulo Betancourt, además de ser privado de su libertad en cárceles venezolanas. Por esta razón, además de haber expresado su apoyo por escrito a una manifestación de trabajadores petroleros, es destituido de su cargo que ejerció por 24 años en el Ministerio de Sanidad

Hasta mediados de los 50, sus viajes al pueblo natal eran contados y distantes. Es a partir de 1954, cuando la permanencia se hace prolongada y frecuente, como consecuencia de la muerte de su padre ocurrida en la ciudad de Charallave el 09 de junio del mismo año. Asume parcialmente la administración de los bienes de su tía Josefa María Domínguez Armas (viuda de Rafael Medina Armas), nombrando como Tutor Interino al Dr. Alonzo Calatrava Gago. Desde entonces y hasta el año 1963, su vida transcurre entre ir y venir a Guanape, Barcelona, Charallave, Cúa y Corralito en donde fija residencias de corta duración. En pocos años se asienta definitivamente en el fundo El Rincón y Charco Largo, ubicado en Mayares, jurisdicción de Guanape, desde donde estrecha lazos de fraternidad con todos los pueblos vecinos.

Mantuvo una relación muy cercana con quienes adversaban a los gobiernos de turno, especialmente con Don Chicho Mata, de quién adquirió el conocimiento para elaborar con el arte xilográfico los escritos que clandestinamente publicaban. Se dedicó al sector agropecuario, enalteciendo el esfuerzo de superación del hombre y la mujer en el medio rural, en su labor como expresión de la voluntad en el quehacer de cada día de una comunidad progresista, siendo luchador constante de justicia y mejoras para los ganaderos y su pueblo, en la fundación de varias Asociaciones que agrupaban a este gremio, entre las que podemos mencionar las de Barcelona, Zaraza, Valle de la Pascua, Tucupido, Guanape, Valle Guanape, San José de Guaribe y Clarines.

Su inquietud por la unidad de los gremios productores, su enérgico y didáctico discurso, le hicieron participar activamente en varios acontecimientos públicos, entre los cuales podemos mencionar:

          Presidente de la Asociación Regional de Ganaderos del Estado Anzoátegui (1977-1980).

          Productor Agropecuario en el Desarrollo de la Cuenca del Unare (11, 12 y 13 de agosto de 1983) en la solicitud para la creación a nivel regional de la Autoridad única de Área de esta Cuenca.

          Orador de Orden en la Sesión Solemne de las Fiestas Patronales de Guanape (1984).

          Recibió la condecoración “Orden Manuel Ezequiel Bruzual” en su Segunda Clase (1986).

          Miembro Fundador de Funda Guanape y Amigos de Guanape (1986).

          Asesor del Centro Cultural-Deportivo Guanape (1987).

          Canciller de la Orden “General en Jefe Manuel Ezequiel Bruzual” (1988).

          Orador de Orden en la Sesión Solemne de las Fiestas Patronales de Valle de Guanape (1988).

          Orador de Orden en la Sesión Solemne de las Fiestas Patronales de Guanape (1989).

          Orador de Orden en la Inauguración de la Casa de la Cultura “Jesús Saume Barrios” de Guanape (1991).

          Presidente de la Asociación Civil de Padres y Representantes de la E.B.N. “Diego Bautista Urbaneja” de Guanape y del Liceo “Juan de Urpín” de Valle de Guanape. Además apadrino varias promociones de 6º Grado y bachillerato.

          Presidente Vitalicio de la Asociación de Ganaderos de Valle de Guanape.

          Miembro activo de la Asociación de Ganaderos de Guanape.

          Miembro fundador de la Cooperativa de Electrificación Rural Peñalver-Bruzual-Guaribe, donde su voz sirvió para denunciar muchas irregularidades.

Consideraba de vital importancia para los sectores sociales y económicos, “el fortalecimiento de las Asociaciones gremiales como garantía para la estabilidad de la existencia y el desarrollo propio de los pueblos, no solo por su actitud solidaria con los productores agropecuarios, sino necesarias para que la población viva la justa aspiración de felicidad”.

Este hombre de mediana estatura, de clara, sencilla y definida inteligencia, pero sobre todo de gran calidad humana, hace que se le recuerde por su sencillez, razón por la cual gozaba del aprecio de mucha gente, que cariñosamente le decían “Robertico”, “Pariente” o “Don Roberto”.

Soñó con “ayudar a calmar la sed de Guanape”, donando parte de sus tierras de la Finca El Rincón para la construcción de una represa, sueño que por mezquindades políticas aún no se hace realidad.

Aficionado a las letras, demostró sentimientos con espontaneidad, diligencia y desinterés a través de tantos escritos publicados en diarios locales y regionales, en donde mostraba profundas reflexiones dirigida a los hombres y mujeres de pensamiento libre, espíritu democrático y a los que querían luchar por la patria, digna del pensamiento de Simón Bolívar. En ellos demostraba su preocupación por las necesidades del pueblo, el cariño a sus amigos; plasmaba temas de política, naturaleza, educación e historia siempre con críticas sinceras, oportunas y constructivas, que consideraba necesarias para corregir errores, tal como lo manifestaba en sus escritos.

Luego de muchos años, se residencia en Valle de Guanape, pueblo donde vivió parte de su infancia, siguiendo activo políticamente cuando participa como candidato a la Alcaldía del Municipio Carvajal en representación del partido Causa R.

El 30 de marzo de 2000 y a la edad de 77 años, en la ciudad de Barcelona, fallece Carmen Luisa, su esposa y compañera de 55 años de vida compartida, víctima de un paro respiratorio ocasionado por los estragos que a lo largo de los años le fueron provocando la diabetes y la artritis reumática que padecía.

El 15 de noviembre de 2004 y a la edad de 84 años, Roberto Domínguez Armas trasciende al plano de la eternidad, víctima de varios infartos cerebrales y blandiendo aún las banderas revolucionarias. A pesar de su inagotable espíritu de lucha y del infinito amor a su pueblo, esperanzado en proporcionar a Guanape “alegrías de lejanas penas”, a cuestas de un viaje sin retorno en compañía de pocos amigos, dejó sembrado los mejores recuerdos en el corazón de su gente, que hoy le rinden merecidos honores a su memoria, evocando sus nobles acciones en defensa de las mejores causas, de lo que no es necesario que se diga nada. Todos conocimos y compartimos su sabiduría en su cordial paso por la vida.

Entre sus palabras expresadas el 12 de febrero de 1988, en la plaza Bolívar de Valle de Guanape, dijo: “… Cuando uno se pueda dar la mano con el otro que piensa distinto a uno, solo entonces podremos gritar que Valle de Guanape es un pueblo que tiene por libertad la bandera y por timón la conciencia”.

 

Revisado y reeditado por Gustavo Alfredo Domínguez Martínez


sábado, 13 de junio de 2020

José Antonio de Los Santos de Páez y Herrera

José Antonio de Los Santos de Páez y Herrera



José Antonio Páez nació el 13 de junio de 1790 en Curpa, cerca de Acarigua. Hijo de Juan Victorio Páez y María Violante Herrera. A los ocho años entra en la escuela de doña Gregoria Díaz, en la población de Guama.

A los 17 años, su madre lo envía a una importante misión en Patio Grande, cerca de Cabudare. Llevaba una espada vieja, un par de pistolas de bronce, bastante deterioradas y doscientos pesos para gastos personales. De regreso de su misión, cuando pasaba por Mayurupí lo asaltaron cuatro forajidos, disparó su arma y mató de un tiro al que parecía el jefe. Escapa de la justicia ocultándose en una hacienda donde trabajó de peón.


Dominga Ortiz Orzúa de Paez-Primera Dama de Venezuela

Se casó el 1 de julio de 1809 con Dominga Ortiz Orzúa en su pueblo natal. Son casados por Fray José Simón Archila. (Canaguá, Barinas, Venezuela, 1 de noviembre de 1792-Caracas, 31 de diciembre de 1875). Hija el ganadero Francisco de Paula Ortiz y Micaela Orzúa. Del matrimonio Páez-Ortiz nacen dos hijos: Manuel A. Páez y María del Rosario Páez de Llamosas.

Queda huérfana de padre y madre a temprana edad y es criada por sus tíos maternos, quienes administran el hato heredado de sus padres.

Después de los sucesos de del 19 de abril de 1810 su esposo, José Antonio Páez, se alista en las filas patriotas. Es común verla entre las filas, y es conocida por la tropa como la “Señora” en señal de respeto.

Posterior al triunfo en la Batalla de Carabobo, Páez enamorado de Barbarita Nieves con quién procreo tres hijos: Juana de Dios Páez Nieves; Sabás Antonio Páez Nieves y Úrsula Páez Nieves, se aleja de Dominga y esta se regresa a Barinas y desparece de la vida pública. Reaparece hacia 1849, cuando el General José Antonio Páez es puesto preso. Dominga lo visita junto con su hija María en el calabozo del castillo de Cumaná y comienza a realizar diligencias para obtener un indulto que logra concretar.

A raíz del arresto de José Antonio Páez todos los bienes del mismo y los de ella son confiscado por el Estado, aunque luchó por recuperar sus bienes pero no lo logró y murió en la pobreza en la ciudad de Caracas el 31 de diciembre de 1875.

Otros hijos de Paez: Etanislao Reyes; Alejandro Muñoz; Tomás Páez; Ramón Páez Ricaurte; Alejandro Montiel.

Se dedicó al comercio vacuno; para entonces era un experto jinete diestro con la lanza.

Alcanzó el rango de General en Jefe de la Independencia de Venezuela y Presidente de la República en tres ocasiones. Se le conoció con algunos de los siguientes calificativos: "El Centauro de los llanos", "El León de Payara" y "El Taita". La historiografía tradicional lo ha acusado injustamente de traicionar a Simón Bolívar, por encabezar en 1826 el movimiento denominado como "La Cosiata", el cual buscó separar a Venezuela de la Gran Colombia. La figura de Páez dominó la escena política venezolana a partir de la Batalla de Carabobo en 1821, hasta el Tratado de Coche en 1863, cuando concluyó la Guerra Federal.

El 30 de enero de 1818, en el hato Cañafístola, se entrevistó el General de Brigada José Antonio Páez con el General en Jefe Simón Bolívar, que venía de Angostura con el ejército que ejecutó la Campaña del Centro; este encuentro marca el comienzo de la unión de ambos jefes para la prosecución de las operaciones contra el ejército del general realista Pablo Morillo. En 1819 obtuvo uno de los triunfos bélicos más resonantes de su carrera al triunfar en la Batalla de las Queseras del medio, empleando su famosa táctica de "Vuelvan Caras". Por su hazaña se le otorgó la Cruz de los Libertadores. El 28 de abril de 1821 iniciaron los preparativos de la Campaña de Carabobo. Páez salió de Achaguas el 10 de mayo, a la cabeza del ejército de Apure, para incorporarse en San Carlos (Edo. Cojedes) al Ejército Libertador. El 24 de junio del mismo año se libró la Batalla de Carabobo, en la cual los realistas fueron derrotados. Páez mandó en la primera división y la segunda división fue dirigida por el general Manuel Cedeño, que tuvo a su cargo la acción principal de ataque. Ese día Páez fue ascendido a General en Jefe. Entre 1822 y 1823 triunfó en la batalla de Naguanagua y liberó el castillo de Puerto Cabello barriendo así con los últimos reductos realistas.

En abril de 1826 se inició "La Cosiata", movimiento que lo tuvo como jefe indiscutible y que rompió relaciones con el gobierno de Bogotá, a la cabeza del que se hallaba el vicepresidente Santander, planteando la separación de Venezuela de la Gran Colombia. El regreso de Bolívar desde el Perú, quien asumió en Bogotá la presidencia de la República, cortó por el momento el proceso separatista. Al salir Bolívar para Bogotá a mediados de 1827, Páez vio reforzada su posición en Venezuela y, sin enfrentarse abiertamente al Libertador, fue aumentando el poder real que ejercía. Renació entonces el sentimiento separatista, que finalmente en noviembre de 1829 desconoció la autoridad de Bolívar y de los órganos de Bogotá, entregando el poder a Páez, consumándose de esta manera la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Cabe destacar que para esas fechas Bolívar ejerció una dictadura de dudosa legitimidad y solo proclamada por la Municipalidad de Bogotá. Ejerció de 1822 hasta la sedición de Venezuela de Colombia el cargo de Jefe Civil Militar del Departamento de Venezuela.

Presidencias

El 24 de marzo de 1831 Páez fue electo presidente constitucional de Venezuela por 136 votos de los 158 sufragantes surgidos de las asambleas electorales. En este primer gobierno, llevó a cabo una labor organizadora del Estado, con medidas administrativas en materia de impuestos, inmigración, liberalización del crédito, educación, orden público, y asuntos internacionales. Durante este período, Páez enfrentó dos crisis: la resistencia a jurar la constitución por parte del Arzobispo de Caracas, Ramón Ignacio Méndez, que terminó con la expulsión de éste, y el alzamiento de los generales José Tadeo Monagas y José Gregorio Monagas (primero con el pretexto de restituir la Gran Colombia y luego en favor de la autonomía de un Estado Oriental) que fue contenido militarmente y concluyó con un convenio entre Páez y los jefes orientales.

En 1835 entregó el poder a su oponente José María Vargas. Ese mismo año aplacó la insurrección militar conocida como la Revolución de las Reformas, colocándose del lado del gobierno constitucional y del derrocado presidente. En 1838 fue electo para una segunda presidencia que asumió el 1 de febrero de 1839. En este nuevo mandato siguió ocupándose de la educación, el crédito exterior, la deuda pública contraída por la antigua República de Colombia y repatrió los restos mortales del Libertador. En enero de 1843, fue sustituido en la presidencia de la república por el general Carlos Soublette.

En Calabozo, el 4 de febrero de 1848 inició Páez un movimiento armado contra el gobierno de José Tadeo Monagas. En la batalla de Los Araguatos (10.3.1848) fue derrotado por José Cornelio Muñoz, emigrando a Nueva Granada, siguiendo a Santa Marta y de allí a Curazao. El 2 de julio de 1849 invadió Venezuela por la Vela de Coro; ofensiva que concluyó con su captura en Macapo (Edo. Cojedes) por parte del general José Laurencio Silva, quien lo remitió a Caracas. Monagas lo encarceló en el castillo de San Antonio de la Eminencia de Cumaná, donde lo visitaron su esposa Dominga Ortiz y su hija; de allí salió el 23 de mayo de 1850 al destierro.

Volvió a Venezuela el 18 de diciembre de 1858 a solicitud del presidente Julián Castro y de la Convención de Valencia, para que se encargue del ejército y de la pacificación del país, convulsionado por el alzamiento de los promonaguistas, liberales y federalistas. Cuando estos últimos proclaman la Federación el 20 de febrero de 1859 en Coro (Guerra Federal), el gobierno central lo nombró jefe de operaciones en la Provincia de Carabobo; pero al no obtener las amplias facultades que exigió, renunció en abril, y optó por regresar a los Estados Unidos, país en el que había estado durante su destierro. A su regreso, fuerzas conservadoras leales a él derrocaron al presidente constitucional, Pedro Gual, y Páez lo sustituyó como Jefe Supremo de la República, el 10 de septiembre de 1861. Las consecuencias de este golpe de Estado repercutieron hondamente desde entonces en la historia del país ya que por primera vez alguien recurría exitosamente a la dictadura violentado la constitución y las instituciones republicanas por motivos meramente personalistas. Esta acción sentó un claro precedente de cómo alguien, con suficiente poder y evocando supuestas razones superiores a la ley, podía pasar por encima de los poderes constituidos sin problema alguno; un legado que no tardó en ser practicado por otros caudillos venezolanos. Todo el año 1862 y parte de 1863, condujo El Centauro de los LLanos la guerra contra los federalistas encabezados por Juan Crisóstomo Falcón. Finalmente el Tratado de Coche pone fin a las hostilidades en abril de ese año. Páez gobernó nominalmente en Caracas hasta mediados de junio; el 13 de agosto salió de Venezuela por tercera y última vez, estableciendo su residencia en los Estados Unidos.

En su exilio se dedicó a viajar y escribió su autobiografía. El 13 de julio de 1867, el gobierno de Venezuela le expidió el diploma que lo acreditaba como Ilustre Prócer de la Independencia Suramericana. El 6 de mayo de 1873 murió en Nueva York. Sus restos fueron repatriados y sepultados en el Panteón Nacional, el 19 de abril de 1888.


Compilación: Gustavo Alfredo Domínguez Martínez

Fuentes:

-.biografiasyvidas.com

- wikipedia.org.wiki.DomingaOrtiz

- Venezuela tuya.com


José Calasanz Mata Bellorín

Por Editorial Venezolana, C.A. 2006.


Nace en Sabana de Uchire (“La Patria Civil”), Estado Anzoátegui el 27 de agosto de1928. Desde jovencito acompaña a su padre en las duras tareas del campo en la hacienda “El Limón” y después en el propio establecimiento comercial de la población de Uchire. Al terminar el 6º grado, es maestro y director de la Escuela Federal Nº 15. Y tras de irse con su madre y hermanos a Caracas, escribe en “El Nacional y otros periódicos. Mientras trabaja como Secretario de la Jefatura Civil de San Agustín del Sur, y después en la Gobernación del Distrito Federal, como Fiscal de Rentas, inicia y culmina sus estudios de Secundaria en el Liceo Nocturno Juán Vicente Gonzalez. Posteriormente se gradúa en Estudios Internacionales (Diplomacia) y en Derecho en la Universidad Central de Venezuela. Después de ejercer la profesión de abogado en Caracas y en otras ciudades, ingresa al Poder Judicial en 1969 como Juez Accidental de Juzgado 13º de Primera Instancia en lo Penal de Caracas, en su condición de Primer Suplente de ese Tribunal. En 1975 es nombrado Juez Titular de Juzgado Primero de Primer Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Barinas. Muchos años después, es Juez Superior Provisorio del Juzgado Primero Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, Menores y Trabajo del Estado Carabobo, en su carácter de Primer Suplente por concurso de ese Juzgado. Y finalmente desempeña el cargo de Juez Superior en lo Civil, Mercantil y Contencioso Administrativo de la Región Capital, con sede en Maracay, Estado Aragua, cargo con el cual fué jubilado por el Consejo de la Judicatura en 1988. Mata Bellorín es casado y tiene hijos profesionales en Ingeniería Civil, en Derecho y otras ramas de Educación Superior. Además del presente librito y sus obras “Uchire, en sus Estampas Poéticas de un siglo” y “Semblanzas Líricas”, publicadas en la misma Editorial Venezolana. También el Dr. Mata Bellorín está por publicar los libros: “Dictámenes Judiciales”, artículos de opinión publicados en la prensa nacional y regional. “Discursos y Poemas”, “Jóvito Villalba ante la Historia” y otros libros de Historia, Derecho y de Política Internacional.

sábado, 6 de junio de 2020

Guerrillas, alzamientos y otros movimientos


Antecedentes 


Venezuela era un país de plantaciones y ranchos. El tabaco, el algodón y el café constituían el 30 por ciento de las exportaciones, el cacao el 60 por ciento. La unidad de plantación era el latifundio y la mano de obra fundamental se la proporcionaban los esclavos negros.

La aristocracia venezolana era contraria a la independencia, según Humboldt, debido a que "no ven en las revoluciones sino una pérdida de sus esclavos" y añadía que "aún preferían la dominación extranjera a la autoridad ejercida por los americanos de una casta inferior"En 1800 la población era de 898.043 habitantes -Los blancos constituían el 20,3 por ciento del total (de ellos 12.000 peninsulares), los pardos el 45 por ciento, los negros libres el 33,362 por ciento y los esclavos negros el 9,7 por ciento junto con un 2,6 por ciento de esclavos fugitivos.


La aristocracia colonial comprendía 658 familias, un 0,5 por ciento de la población. Sus miembros vivían en la ciudad y participaban activamente en los cabildos consulados y milicia.

Nos dice John Lynch en su libro "Las revoluciones hispanoamericanas": "La aristocracia rural estaba imbuida de una profunda conciencia de clase, nacida de sus estrechos vínculos de clan y agudizada por el conflicto con los españoles, por un lado, y con los pardos, por otro. Como productores de artículos de exportación, los latifundistas querían colocar directamente sus productos en el mercado mundial y procurarse importaciones de fuentes más baratas. Esto hacía que estuviesen resentidos con los monopolistas españoles por el control del comercio ultramarino, pues estos compraban barato sus exportaciones y vendían caro sus productos importados. Sin embargo, eficiente o no, el control metropolitano era considerado como un obstáculo al crecimiento. Y a los criollos les faltaban los medios para cambiar la política. Aunque se apropiaban de las posiciones clave en los cabildos y gozaban de las mejores oportunidades en la universidad y en la iglesia, no podían penetrar en la alta burocracia y en las más importantes instituciones legales. Su frustración era tanto más aguda cuanto que se sentían amenazados por la política social racial de la metrópoli y por su aplicación por los tribunales". ("Las revoluciones hispanoamericanas", (John.Lynch,.Pág.215).

Las castas son los mestizos, mulatos y negros. Esto es, los que no son ni españoles (europeos o americanos), ni indios. "En las ciudades trabajaban en los oficios bajos y serviles y formaban el peonaje rural vinculado a las grandes fincas... eran particularmente numerosos en las ciudades, escenarios de una aguda tensión social, "la lucha constante, el choque diario, la pugna secular de castas; la repulsión por una parte y el odio profundo e implacable por la otra". Los pardos no eran una clase, sino una masa inestable e intermedia, de límites imprecisos. Pero fueren lo que fueren, alarmaban a los blancos por su número y aspiraciones. Los criollos pasaron a la ofensiva y se opusieron al avance de gente de color, quejándose de la venta de blancura, oponiéndose a la educación popular, y protestando, aunque sin éxito, contra la presencia de pardos en la milicia. En resumen, los criollos se quejaban de la política imperial hacia los pardos: era demasiado indulgente; parecía hecha "para menoscabar la estimación de las familias antiguas, distinguidas y honradas"; era peligrosa por "franquear a los pardos y facilitarles por medio de la dispensación de su baja calidad la instrucción de que hasta ahora han carecido y deben carecer en lo adelante". Los criollos eran gente asustada; temían una guerra de castas, inflamada por las doctrinas revolucionarias francesas y la violencia contagiosa de Santo Domingo". ("Las revoluciones hispanoamericanas", John Lynch, Pág. 215-216).

En Venezuela, tras el triunfo inicial independentista, las guerrillas de Siquisique, en la provincia de Coro, al mando de Juan de los Reyes Vargas, apoyaron la llegada de una compañía de marines españoles al mando de Monteverde, y tras su desaparición, los restos de las milicias realistas de esclavos y de llaneros se consolidaron en el territorio de los Llanos para formar un verdadero ejército que al mando de Tomás Bobes que destruiría los ejércitos independentistas dominando toda Venezuela, antes y sin apoyo de la expedición española de Morillo. Tras la caída de Puerto Cabello en 1823, las guerrillas siguieron actuando hasta el año 1829, y apoyaron una última incursión del coronel Arizábalo. Los llaneros surgieron en la región de Venezuela, durante el período colonial, al establecerse en vastas y lejanas zonas del llano un grupo humano conformado, fundamentalmente, por pardos libres quienes eran expertos jinetes, dedicados a una vida semi nómada, a la recolección de ganado salvaje y al comercio de pieles y de otros producto animales.

El panorama social que se presentaba a fines del siglo XVIII en las extensiones territoriales del llano era el de un avance de la aristocracia criolla de Venezuela con el propósito de hacer fundación de haciendas, creándose así una tensión entre la oligarquía criolla y las masas populares de la región. José Tomás Bobes, unido a los llaneros terminaron por derrotar a las fuerzas patriotas.

 

Recuperado de la web. Revista Divulgación de la Historia

Compilación: Gustavo A. Domínguez M.