martes, 14 de abril de 2009

El poeta Rafael José Muñoz

Rafael José nació en Guanape en 1928, hijo de Agustín López Chacín (Clic en el nombre para ver árbol)y de Zoila Piedad Muñoz Cabello. Pasó su infancia trabajando como peón agrícola en la hacienda de su padre en Guayabal y luego como tendero en Puerto Píritu, más tarde sería maestro rural en San Diego de los Altos. Muere en Caracas en 1.981.

Comenzó un par de veces los estudios de bachillerato en Caracas, abandonados primero por razones económicas y luego por el golpe de 1.948, ante el que Muñoz reaccionó ingresando en la resistencia clandestina en las filas del partido Acción Democrática (AD). Durante un tiempo se dedicó a la política como miembro de este partido por los años 50, y sufrió persecución durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez, defendiendo el recurso de la lucha armada en la lucha contra la dictadura.

Al desgajarse la izquierda de AD, convirtiéndose en el Movimiento de Izquierda revolucionaria (MIR) y oponiéndose por las armas al gobierno, Muñoz pasará al MIR como uno de sus dirigentes, fue detenido y torturado muchas veces por oponerse al gobierno de la naciente era democrática. En 1963 viajó a la Unión Soviética para recuperarse de su conmoción mental, y a su regreso, discrepa de la continuidad de la lucha armada, salió del MIR y abandonó paulatinamente la política. Después trabajó en la campaña electoral de Carlos Andrés Pérez, de quien escribirá mas tarde su biografía.

Poeta venezolano que se destacó por su audacia en el uso del lenguaje y por una construcción literaria que renegaba de las formas cerradas del nacionalismo y de los tópicos y límites de la lengua adquirida. Sus primeras obras fueron una “Selección Poética”, de 1952, y “Los Pasos de la Muerte”, de 1953. Esta última, que revela a “un poeta dotado de poder de visión desacostumbrado”, e incluye un prólogo de Vicente Gerbasi.

Fue colaborador de publicaciones como Cantaclaro (que fundó al tiempo que el grupo homónimo, junto con Jesús Sanoja Hernández y Miguel García Mackle), la Revista Nacional de Cultura y Zona Franca, de la cual fue Jefe de Redacción.

Después de un periodo de separación de la vida social y literaria, motivado por crisis psicológicas y desencanto político, publicó en 1969 “El Círculo de los Tres Soles”, editado por la revista Zona Franca con epílogo de Juan Liscano. La influencia literaria predominante es la del poeta Peruano César Vallejo. En las cuatrocientas cincuenta páginas de “El Círculo de los Tres Soles” abundan los juegos onomatopéyicos, los anagramas del propio nombre del autor, símbolos, números y fórmulas matemáticas, la parodia como recurso de disolución del lenguaje convencional y, por tanto, de construcción de un universo paralelo hecho de palabras.

Basten como ejemplo de su poesía los siguientes versos, en los que se mezclan los dos estilos (lo sublime y lo ínfimo) que la retórica clásica consideraba antagónicos:

Soy dos para abrazarte, de noche y de día,
de noche soy tú, de día eres yo:
Sol y Luna, los dos, tu Ojo Ojo
que me mira como un corcho
desde el fondo del switche.

También de 1969 es el texto “En un Monte de Rubio”, en el que reflexiona sobre el poder y la imagen del hombre como dios.

Estampas Llaneras

Ven Somosata, mi amor, ven acá,
trae las pasamayeras del venado,
date cuenta que suscribimos los palotes
con música del joven Cullerts, con oréganos ahítos;
date cuenta, el reloj termina el paso
y cantan en su cuna los arrendajos, va a llover.

Mi esposa Somosata tiene un lunar en el mercadante,
un lunar que pisa mayor;
es de agua igual al vestíbulo, de arena con ganchos;
como rasgando sus puntos y comas, sus admiraciones;
ha oído de la gramática los surcos enfermos;
tiene trocotos y lechugas de la madrugada el portugués.

Somosata, no digas nada a las gallinas y a los patos:
Guido Untomi, mi amigo el italiano, el jardinero
del 5 y 6, tiene una granja en San Diego.
Padre Beylan con Elio, el hijo mayor, recuerdos de Mirla,
allá, en la esquina del Dr. Díaz, a ron por media hora.

No importan los tubos de la Avenida Bolívar, si va llover,
su taza de anís y los muertos que vemos en el mercado;
y las legumbres rezando 1 de la tarde, orejas de cochino,
sorda brisa matinal, olorosa a ganados.

Hacia allá marcha la caravana morosa de Lazo Martí.

(Rubens, te llama Maruja de perfil,
ella quiere ir a la caza del caballo ojeroso con cabos negros.
Si escuchas caer el aguacero en casa de zinc,
me acurrucas el morrocoy junto a las morocotas y lo peinas:
no vaya a ser que llueva de verdad y se me pierda
en siglos y semanas, y en tortuga y domingos.)



Por: Julio José González Chacín



Fuentes:

MSN Encarta.

Antología Histórica de la poesía Venezolana
Por: Julio E. Miranda.

Para consultar algunas de sus obras, entre ellas “Las Revelaciones de Rafsol”, ir a:


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