domingo, 19 de agosto de 2007

El General Deogracias Itriago

La historia de Guanape se puede escribir en no muchas cuartillas, pero de ellas unas cuantas se llevarían en decir lo que el General Desgracias Ytriago significó para el pueblo; no tanto por su participación en la formación y desarrollo de este conglomerado, sino por sus arbitrarias y rudas ejecutorias como eje del sistema político y económico dominante en esa región durante muchos años.

Las leyendas sobre Desgracias Ytriago son innumerables, ellas van desde los actos de suma crueldad para con sus peones y sus allegados, pasando por el poseimiento contra la voluntad de muchas jovencitas campesinas y de muchas mujeres de sus servidores, hasta llegar a dar ordenes a sus hombres de confianza para que eliminasen físicamente a cualquiera que se opusiera a su virtual reinado.

Que sean ciertas o no muchas de esas leyendas, depende solo de quienes originalmente las escucharon y propagaron, pero lo cierto es que esas leyendas pertenecieron y pertenecen hoy al patrimonio oral de la gente de Guanape. Algunas de esas historias se recogen en las notas siguientes, la que sigue se refiere a la muerte violenta que tuvo el propio General Desgracias Ytriago.

Camilo Rojas Fuentes de Cristal, que por mucho tiempo contó con el apoyo político y moral del cacique guanapense, cayó en desgracia ante el cuando se opuso como jefe civil del municipio a sancionar una injusticia ordenada contra el ganadero Alejandro de Armas Madurera.
De allí en adelante fue desatada una serie de presiones y chantajes contra el caído funcionario, que culminaron con una muy severa amenaza que le hizo llegar en forma directa con un emisario:

- Dígale a Camilo Rojas que cargue la mortaja en el anca de su caballo, que desde esta fecha en adelante la va a necesitar.

Don Camilo Rojas recibió el mensaje y como sabía que Desgracias Ytriago no perdonaba a nadie, decidió distanciarse de su enemigo refugiándose en su finca en Cerro Verde, previa consulta y participación a su esposa Rufa Anato y familiares allegados. Ya en Cerro Verde, Don Camilo recibió la visita de dos agraviados por el mandamás de Guanape, una fue la de un catire de apellido Farias quien había sido cuereado por tres de los peones de Ytriago porque le quedó debiendo una fanega de maíz de la cosecha comprometida, y la otra visita fue la de Leonardo Morales, ahijado del General, quien por emborracharse y faltar a sus obligaciones, fue arrestado durante tres días sin probar ni siquiera agua. De esas reuniones entre Don Camilo Rojas y los dos conspiradores no salió nada en concreto, Don Camilo no autorizó ningún acto de violencia contra el General Ytriago, pero tampoco desautorizó cualquier acción que ellos por su cuenta y riesgo pudiesen tomar.

Ya casi se metía el sol cuando regresaba a su casa el General Desgracias Ytriago sin sus espalderos de siempre. Para evitar el camino real entre Guanape y Guamachito, donde tenía su centro de operaciones, y en previsión quizás de algún atentado, tomó un angosto camino que pasaba detrás del cementerio y que caía a la llamada calle nueva. Los dos disparos de escopeta que se escucharon esa tarde hacia la parte sur del pueblo, fueron atribuidos a cazadores en procura de algún venado, porque en esas épocas antañas los venados bajaban hasta las matas de caruto que estaban en las cercanías del cementerio. En horas de la noche fue el hallazgo, un tiro en la cabeza y otro en la espalda acabaron con la vida del general Desgracias Ytriago, el hombre mas adinerado del valle del río Guanape, guía de una inmensa familia, forjador junto con otros de su pueblo y opresor de sus habitantes. En una libreta de apuntes tenia escrito los nombres de Camilo Rojas Fuente de Cristal, José Maria Barrios Ytriago y de Alejandro de Armas Madurera, entre otros para que fuesen eliminados. Cuando la gente se enteró que los tiros escuchados en la tarde fueron hechos a la humanidad de Desgracias Ytriago, estalló en la mas ruidosa alegría. Los que guardaban algunos cohetes para quemarlos el día de La Candelaria, no se contuvieron y esa noche iluminaron el cielo con ellos, los revólveres y las escopetas fueron descargados al aire, los que tenían instrumentos musicales – violines, cuatro, guitarras grandes, tambores, charrascas – los hicieron sonar, y las campanas en vez de doblar a duelo fueron repicadas esa noche con entusiasmo de sábado de gloria. Todo esto con las precauciones de rigor debido al poder que heredaban algunos dolientes. Se dice que al velorio fue poca gente y para cargar la urna que contenía los restos del fallecido dictador, fue necesario del concurso de los peones de la finca Guamachito.

Si por el lado de algunos de los familiares inmediatos hubo tristeza, en el resto de la gente hubo satisfacción y regocijo, hasta en muchos de sus parientes que lo adversaban o que le temían. El novenario por el descanso del alma del General Desgracias Ytriago fue celebrado de la manera mas curiosa: simultáneamente con los rezos en su casa de habitación, en algún lugar de Guanape se estaba celebrando un alegre baile, así que, durante las nueve noches del novenario, hubo nueve bailes en diferentes puntos del pueblo. Se dio el caso que con la última noche de rezos, la mas importante según la fe religiosa, hubo cuatro bailes y ninguno de los músicos cobró por tocar tantas veces seguidas.

LA PELEA CON LOS DE ARMAS – GUANAPE DIVIDIDO EN DOS ZONAS

No fueron suficientes los muchos nexos que unían a los Ytriago y a los De Armas para que las dos familias más importantes de Guanape tuvieran serios encontronazos que los enemistaba o los reconciliaba por temporadas, había razones de orden político, económico y familiar para esas enemistades periódicas y esa reconciliaciones temporales. Uno de esos serios choques entre ellos fue consecuencia de la altanería de un subalterno del General Desgracias Ytriago.

Promediaba el año 1.890 cuando se presentó un incidente entre unos de los caporales del General Ytriago, jefe de esa familia y cacique del pueblo, con Calixto De Armas Ytriago, hijo de Don Calixto De Armas Madurera, del que salió fueteado en el rostro el caporal del General Ytriago. Este, al enterarse de lo ocurrido resolvió vengarse de los Armas dictando una serie de arbitrarias medidas con las cuales se perjudicó a gran parte de la población que no estaba comprometida con ninguno de los dos bandos. La principal de esas medidas fue la de partir al pueblo en dos: de la mitad de la plaza hacia el oeste quedaría controlado por los Armas y de la otra mitad de la plaza hacia el este quedaba en manos de los Ytriago. Las ordenes complementarias de Desgracias Ytriago fueron que si uno de los peones, parientes o amigos íntimos de la familia De Armas traspasaba la línea divisoria, será castigado de acuerdo a las personales leyes que el dictaba como conductor político del pueblo, pare ese entonces Don Desgracias Ytriago gozaba del respaldo oficial del Presidente Raimundo Andueza Palacios. Los De Armas, encabezados por Calixto de Armas Madurera, aceptaron con desagrado las absurdas condiciones impuestas por el bárbaro caudillo y dieron a su vez las ordenes necesarias para que los Ytriago y sus seguidores no traspasaran la línea que dividía a la gente del pueblo. (…) Don Calixto era un hombre enemigo de las violencias y amigo de todas las causas justas, solo por coraje y orgullo aceptó el reto que planteaba su tío político.

Calixto de Armas Ytriago, a quien le decían Calixtico, el que sin proponérselo motivo una de las mas graves enemistades entre las dos familias, estaba enamorado de una joven que vivía en la parte este del pueblo y tuvo que ingeniárselas para ver todas las noches a su prometida, sigilosamente tomaba la orilla de la quebrada calanche protegido por la oscuridad, hasta llegar a una casa inconclusa, conocida con el nombre de la Fabrica, donde vivió en tiempos no muy remotos y por años la renca Antonia.

Así mantuvo Calixtico sus relaciones amorosas, hasta que fue delatado por una vecina que lo miraba saltar empalizadas para llegar a la casa de la novia. Una noche Calixto se encontró con las sorpresa de que quien los esperaba en el corredor de la casa no era la prometida, sino dos subalternos del General Desgracias, que lo hicieron preso y engrillado lo mantuvieron por varios días en un calabozo de la jefatura, hasta que fue enviado a Barcelona con los cargos de conspirar contra el gobierno legitimo y planificar el asesinato de altos personeros a nivel regional. NO valieron de nada las mediaciones hechas por personalidades neutrales en la disputa familiar para que se perdonase a Calixtico, ni siquiera os ruegos de los padres de la muchacha, que estaban unidos por nexos de sangre con las dos familias, pero mucho mas ligados con los Ytriago.

Cinco hombres a caballo, armados con máuseres y revólveres, fueron encargados de entregar al presunto conspirador guanapense a las autoridades del estado. En una mañana de invierno salió la comisión toda montada, en buenas bestias, menos Calixtico que cubriría el trayecto de unos 160 Km. que hay entre Guanape y Barcelona, a pie. La buena gente de los vecindarios por donde pasaban, salía para auxiliar en algo al prisionero que gozaba del aprecio de todos, pero la custodia no permitía que ni agua le diesen, después de cuatro días de marcha forzada llegaron a Barcelona. Calixto de Armas Ytriago entré en la cárcel con los deformes por la inflamación, las piernas desgarradas y carcomidas por los arestines y por las sanguijuelas de los bajos de Guatique, así como por el agua salitrosa que se chapaleaba en las salinetas de Píritu, que estaban entre el punto llamado Hose y Caño Caimán.

Don Calixto de Armas Madurera logró los contactos necesarios para sacar al hijo de la cárcel, pero este no se recuperó de las llagas que le cubrieron las piernas y por mucho tiempo estuvo postrado con las graves lesiones. Todos los Ytriago dieron por terminada la división que mantenían del pueblo y entre avergonzados y entristecidos visitaban al primo seriamente enfermo.

FUENTE:
Silleta de Cuero
Jesús Saume Barrios – 1.985

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