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viernes, 24 de julio de 2009

Francisco Manuel Mata Armas "Chicho Mata"

La Historia en la Punta de la Navaja

Manuel Caballero



Francisco Manuel Mata Armas, a quién desde muy joven todo el mundo llamaba Chicho Mata, nació en Sabana de Uchire (Estado Anzoátegui), el dos de abril de 1900. Su vida coincide casi enteramente con el siglo veinte. Ser testigo de un siglo en el cual su país ha sufrido transformaciones tan espectaculares, y serlo sobre todo durante tanto tiempo, ya es algo poco común; pero podría no ser más que “una Hazaña fisiológica”, tal como Arturo Uslar Pietri pretendió con increída modestia que fuesen sus propios noventa años.


Pero a esa simple acumulación de años, Chicho Mata va a unir una situación y una condición que dan a su testimonio un valor particularísimo.


En primer lugar, donde nace Chicho, Sabana de Uchire, un pueblecito de la montaña “donde deprime la selva de Guatopo” dice un pariente y biógrafo suyo, será el sitio donde trascurra su vida, al menos su parte más importante y creativa.


Su condición es la de artista, un grabador autodidacta que seguirá siempre de manera militante y comprometida, sobre todo a partir de 1946, con la vida política del país. Como está actuando y participando en una aldea tan apartada, de una región periférica, en el testimonio de Chicho Mata se retrata muy bién cómo se perciben, y como se reflejan, la política y la historia del país en la Venezuela profunda, lo cual permite, una útil comparación con lo que se hace en el centro. Pero Además Chicho Mata es un artista. Con una afilada navaja y un trozo de madera blanda, va esculpiendo las planchas que luego hará imprimir en una prensa muy primitiva, una por una. El no ha asistido nunca a una escuela de artes plásticas, ni nadie le ha enseñado las técnicas que ya en su tiempo se conocen y aplican. No nos corresponde en este texto juzgar y ni siquiera reseñar sus aportes a sus logros desde el punto de vista estético; pero si señalar, que durante cincuenta años, su paciente labor en aquel escondido pueblecito lo ha hecho notar por alguna gente muy importante de Caracas, en especial por los líderes políticos que cuentan con su simpatía y que buscan ser objeto del tema de trabajo de su navajilla.


Ese no es sino el primer paso para el reconocimiento de su trabajo; como suele suceder en el ámbito político, es siempre muy interesado, y por supuesto, por razones menos artísticas que políticas.


Sin embargo, eso no deja de ser importante, pués le permite captar, con mayor cercania, la historia política del país en el centro si no del poder, por lo menos de su inmediata vecindad.


Pero el trabajo de Chicho Mata no se queda en la simple anécdota. Es muy posible que los nombres y las circunstancias a que se refieren sus grabados sean olvidados muy pronto, si no lo han sido ya.


Pero primitivo o ingenuo, como le quieran llamar quienes ceden al gusto de las clasificaciones cerradas, el hecho es que el largo trabajo de este grabador autodidacta se puede señalar hoy, y es lo que propone esta exposición del Centro de Artes La Estancia, como un momento de la historia de las artes gráficas en Venezuela. Las líneas que siguen intentaran reflejar, primeramente la circunstancia en la larga actividad en que se desenvuelve, y, en segundo lugar, como se inserta allí su propia vida.


SU PRIMERA VENEZUELA.

Como Chicho Mata nace en 1900, y vive casi todo el lugar el siglo, la historia que atestigua se puede dividir en dos partes de cuarenta y cinco años cada una, divididas por el dieciocho de octubre de 1945. Es cierto que para bién o para mal, o sea, para partidarios y adversarios, esa fecha divide la historia del siglo veinte venezolano en dos partes, pero conviene aclarar que esa división o periodización de la historia venezolana no es capricho de algún historiador, sino la que el propio artista propone, no de manera expresa, sino con su propia actividad creadora, que se expande acicateada por la situación política, a partir de 1946.


Eso hace posible combinar la historia como memoria colectiva con su propia memoria individual, en el primer período a través de los recuerdos recogidos por algunos de sus prójimos, en el segundo a través de su expresión pública en estos grabados.


Cuando el vientre de Doña Wuintila Armas de Mata expulsa el cuerpo de su hijo Francisco Manuel, hace siete meses que los andinos han entrado a Caracas, y a la Casa Amarilla, entonces sede del Poder Ejecutivo. Un hombrecito que parece un manojo de nervios, verboso y cojitranco, acaba de anunciar sus propósitos de mando con tres frases, que si se quieren sacramentales: nuevos hombres, nuevas ideas, nuevos procedimientos. A pocos pasos del orador, General Cipriano Castro, lo escucha atento y hermético su hombre de confianza, General Juán Vicente Gómez. Ellos no lo saben, y tal vez ni siquiera lo instuyan, pero la gente que ellos comandan no saldrán de palacio hasta medio siglo más tarde.


De esas cosas poco o nada se sabe en aquella casa de Sabana de Uchire. Nada sabe Doña Wuintila; pero muy poco más, si algo, sabe el jefe de la casa, Don Antonio José Mata Medina: es muy posible que ninguno de ellos haya visto jamás un andino.


Esa era la característica acaso fundamental, o primera, de aquella Venezuela: Una federación de hecho, sino de derecho. Si entonces alguien hubiese tenido la necesidad, el tiempo y los dineros para viajar de Sabana de Uchire a Capacho o la Mulera, en el mejor de los casos se habría tardado un mes en hacer esa travesía, llena por lo demás de peligros e incomodidades. De seguro, más le valiera emplearlos en irse a Europa o a los Estados Unidos. Pero si las tenia de ir a Caracas, no se crea que el viaje fuese muchísimo más corto, ni más cómodos: se necesitaba el temple de un José Tadeo Monagas para haberlo hecho a lomo de caballo, treinta años antes y para tumbar al gobierno. Mucha suerte tendrá además Chicho Mata de haber vivido suficiente, como para que su padre lo enviase a la escuelita del pueblo, siete u ocho años después de aquella fecha inicial de su vida. Mucha suerte por haber vivido, dada la inmensa cantidad de niños que morían entonces en sus primeros años de vida. Mucha suerte de tener un papá vivo que pudiese enviarlo a la escuela, y no un papá muerto en una de las guerras civiles del siglo más violento de la historia venezolana. Lo primero, la muerte de los niños, continuará igual durante cuatro décadas más. Lo segundo cesará toda su vida cuando Chicho haya cumplido tres años: En la batalla de Ciudad Bolívar derrotará definitivamente a la Revolución Libertadora (y a todas las revoluciones) el Benemérito General Juán Vicente Gomez. Ese mismo general que se hace el poder supremo cuando Chicho está ingresando al primer año de la escuela primaria, y al cual no dejará de oir nombrar a diario -las más de las veces, Sottovoce-, por un país aterrorizado durante los 27 años siguientes.


RUDIMENTOS DE EBANISTERÍA.
De esa escuela Chicho Mata egresará hacia 1916, sabiendo las cuatro reglas, y con algunas nociones de geografía e historia y del uso de la lengua. Pero el muchacho tiene aptitudes artísticas: A solas, o con algún artesano del pueblo, aprende también rudimentos de ebanistería, los cuales le sirven para fabricar nichos, tronos, altares para la iglesita del pueblo, así como diversos instrumentos musicales que tocaba excelentemente, si bien “de oído”; a partir de eso no le resultó difícil, llegado el momento de cambiar el cincel y el martillo por la navaja, y convertirse en dibujante de clichés, en artesano grabador.


Pero con esas artes es difícil que alguien pudiera mantenerse, y mucho menos formar una familia, en un pueblo como aquel, en un tiempo como ese, en un país como el suyo. Las únicas actividades productivas eran la agricultura y el comercio, y quienes tenían medios solían combinar ambas: fué lo que hizo Chicho.


Cuando se dice “tener medios” eso no quiere decir mucho más: ni los ricos lo eran mucho entonces. Por mucho que su padre hubiese tenido cargos políticos de cierta importancia (unas notas biográficas lo señalan como “poeta y parlamentario”), esa escogencia era también un retrato de la economía venezolana, mayormente de subsistencia, caracterizada por su escaso excedente: La Venezuela monoproductora y exportadora se ubicaba hacia el oeste de Sabana de Uchire, en el centro y occidente del país. Con su trabajo allí, llegado a la edad adulta, Chicho va a formar una numerosa familia, como era la costumbre de la época: una gran cantidad de hijos era la garantía de que pudiesen sobrevivir algunos; y como también solía suceder, esa no era la familia nuclear que hoy se conoce en las ciudades, sino la “familia extendida” de los antropólogos: sobrinos, ahijados y los “criaditos” que solían estar a medio camino entre la servidumbre y la familia. Hasta que alcance la mayoría de edad que entonces era de veintiún años, Chicho no se ocupará de otras cosas (amén, se supone, de amores y parrandas). Pero en 1922 decide “meterse en política”, o en lo que significaba entonces hacerlo: acepta la jefatura Civil del Municipio de Sabana de Uchire. Que ese pequeño cargo casi puramente administrativo tuviese una significación política, indica dos cosas, en principio contrapuestas. Una, que Venezuela ha cambiado desde que hace unos veinte años el General Gómez hizo enterrar a la revolución el hacha de la guerra en la batalla de Ciudad Bolívar. Antes de eso, “hacer política” significaba hacer guerra. La otra es que Venezuela no ha cambiado tanto, y que hasta un “puestito” tan insignificante se obtiene solo por medio de una probada adhesión al Benemérito.


Por lo demás, también indica que Gómez se siente suficientemente fuerte para permitir que en aquellas regiones, por muy apartadas que fuesen, hubiese un jefe civil que no fuese tachirense, como era el caso del inmediato superior de Chicho, el joven Guillermo Raven Himiob, quién por su parte había demostrado su fidelidad al régimen participando, al lado de Luís Godoy, Presidente del Estado, en la “campaña”-como con lenguaje todavía guerrero, se seguía llamando a la persecución del tenaz guerrillero Emilio Arévalo Cedeño en sus infructuosas correrías por los llanos-.


Puede resultar hasta risible que un cargo así pudiese tener significación política. Pero resulta sorprendente que, además, se pudiese llamar “política” a una actividad como esa en una región tan apartada, y en un país donde la palabra política había sido expulsada del diccionario. Pero sería errado pensar que aquella Venezuela donde todo estaba “atado, y bien atado” las cosas dejaran de moverse dentro de ciertos límites. Nadie cuestionaba, porque no podía pero también porque no quería la autoridad del General Gómez: la suya era una monocracia aceptada, y eso por las buenas y por las malas.


UN CIERTO DINAMISMO.

Pero a partir de allí no dejaba de haber cierto dinamismo, cierto estira y encoge que se podía asimilar de una forma u otra a la actividad política, al menos para la gente más principal del pueblo, como Chicho Mata ya comenzaba a serlo, pese a su juventud. Es así como la caída de Guillermo Raven Himiob trae consigo la de Chicho, no porque su sucesor lo quisiese, sino porque el propio interesado se niega a seguir en el cargo: fué pues el mismo Chicho quién le dió a esa una significación política.


Todo el proceso de entradas y salidas de jefes civiles en Sabana de Uchire en los años siguientes es relevador de la dinámica a que se aludía más arriba: se protestan los modos arbitrarios de un jefe civil, la gente más importante del pueblo se arriesga a denunciarlo en una carta a la autoridad inmediata superior; el acusado reacciona y trata de armar una intriga para poner de parte suya al General Juan Vicente Gómez, pero el chisme no puede llegar a destino porque sus propios subalternos se niegan a secundarlo redactando una peligrosa calumnia.


Los firmantes escapan a Clarines, donde al final todo se aclara y pueden volver al pueblo con todas las garantías, lo que significa también que, al poco tiempo, el nuevo jefe civil será removido y suplantado por otro que satisface a los habitantes de Sabana de Uchire.


En fin, la misma historia de protestas, sustituciones y desengaños, donde lo que llama la atención es que no siempre esas protestas eran infructuosas o reprimidas, entre otras cosas, porque cuando la protesta se tornaba manifestación callejera, los manifestantes tenían buén cuidado de precisar sus intensiones echando abajo al Jefe Civil impopular, pero dando vivas al General Gómez y al gobierno regional.


En una de esas, el propio Chicho Mata es nombrado Jefe Civil de Uchire. Cuando en sus notas biográficas se dice que ello causó gran alegría en el pueblo no debe tomarse eso siempre como interesada conclusión: Lo que ellos saludan es que los gobierne un paisano suyo, no un jefe civil “importado”. Tampoco ese cargo será vitalicio, y ni siquiera de muy larga duración. La oposición hará sentir su vozy su protesta, y el estira y encoge recomenzará. En esos años tal vez llegue hasta Sabana de Uchire, muy tardíamente, algún eco de los sucesos de 1928 en Caracas, y seguramente más, por cercana geográficamente, la noticia de la intentona revolucionaria del Falke, que se saldó con la muerte del Jefe de la Revolución, Román Delgado Chalboud, en singular combate con el Presidente del Estado, General Carlos Emilio Fernández, también muerto. Pero en 1932 cuando Chicho Mata siente en carne propia el ramalazo de la historia, que esta vez es historia económica: La crisis mundial que comenzó con el Crash financiero de 1929 lo golpea con dureza. Como la inmensa mayoría de los agricultores y de los comerciantes del país, Chicho Mata se encuentra en la ruina. Su sueldo de Jefe Civil apenas le alcanza para pagar al policía del pueblo, y los precios de los productos que cosecha y vende se han venido al suelo.


Chicho busca salir del atolladero con diversos expedientes, entre ellos el de destilar aguardiente. En esas, un día de diciembre de 1935 llega a su hacienda la noticia de que varios días antes había fallecido en su lecho de Maracay el General Juán Vicente Gómez. Ya el hemegón andino no gozaba de la popularidad que tuvo en 1908, y, por lo demás, los muertos no salen.


Los campesinos que trabajaban en la destilería paralizan el trabajo varios días, bebiendo a mares el aguardiente que Chicho les regala para celebrar la muerte del tirano y también -pero ellos no lo saben, y acaso no lo sabrán nunca -lo que Mariano Picón Salas llamará en Caracas “el Ingreso de Venezuela al siglo XX”.


DESTIERRA LA IMPRENTA.

Hasta el año 1925, Chicho Mata había editado un pequeño periódico, Eco de Provincia, del cual no parecen haberse conservado recuerdos accesibles. Debió suspenderlo por razones fundamentalmente económicas: no podrá atenderlo y a la vez a sus labores de comerciante y agricultor. Pero no es imposible que el desinterés de Chicho por la publicación haya tenido otro origen. Como sea, apenas muere el General Gómez, desentierra su vieja imprenta y con ella el periodismo en su aldea. Esa imprenta, una Washington R. Hoe & Co. Nº 1918, tiene de por si una historia novelesca. Traída por un barco carbonero a Puerto Uchire en los primeros días del siglo, su propietario el general Nicolás Rolando, uno de los jefes de la Revolución Libertadora, la había regalado a su amigo y correligionario Andrés Mata Alfonso, abuelo de Chicho. En hombros de no menos de cien campesinos fue llevada en turnos vigorosos hasta Sabana de Uchire, a donde llegó en una fecha por lo demás simbólica: en 1903, año en que la Batalla de Ciudad de Bolívar marca el fin de las guerras civiles en Venezuela, ósea, el paso del fusil a la imprenta como artillería política. En ese momento, Chicho tiene apenas tres años.


Aunque no se hayan conservado muchos testimonios de esa época, se sabe que a Chicho le impresionó, como al resto del país, el suceso del 14 de Febrero de 1936, cuando el pueblo caraqueño, en una manifestación gigantesca y memorable, impuso un cambio de rumbo al gobierno de López Contreras y, por así decirlo, le cortó con violencia el cordón umbilical gomecista.


Pese a ese viajare, Chicho escoge esta vez la oposición, y sus continuas campañas, sobre todo contra el gobierno del Estado Anzoátegui, le valen reconvenciones y represalias donde él ve una voluntad de venganza en contra suya. Posiblemente haya de todo en esas acciones: como comerciante y como destilador de aguardiente, Chicho, como por lo demás todo el mundo, nunca andaba muy al día en materia de impuestos, y los fiscales de rentas lo seguían muy cerca.


Pero el hecho de que había detrás de eso una intención de perjudicarlo por sus campañas de oposición parece haber quedado demostrado cuando Chicho recurre, también como todo el mundo, a la suprema instancia: el General López Contreras le responde entonces y hace paralizar las acciones perentorias con el fisco en su contra.


En el año 1939 tienen lugar las elecciones municipales. El PDN, entonces clandestino y ya bajo dirección única de Rómulo Betancourt, lanza sus candidatos también en algunas regiones del Estado Anzoátegui. Chicho Mata se une a ese partido, con tan buena suerte, que sus candidatos ganan en los distritos Bruzual y Peñalver. Esa será la única vez que Chicho Marta se ponga al lado de Rómulo Betancourt en una acción política. En 1941, asume la presidencia de la República en una elección de tercer grado, el General Isaías Medina Angarita, Ministro de Guerra y Marina de López Contreras. Contra todas las expectativas, el nuevo presidente comienza a virar hacia la izquierda, proceso que se acentuara una vez que los EEUU entren en guerra en la gran coalición antifascista. Aconsejado por Arturo Uslar Pietri, Medina decide no solamente una apertura que otorgara la legalidad al PDN como “Acción Democrática” y más tarde al partido comunista, también bajo otro nombre, sino que se lanza a pelearle a campo abierto el apoyo de las masas. Uslar organizará entonces un partido de Gobierno, ingenuamente bautizado como “Partidarios de la Política del Gobierno”, nombre indicativo sobre todo de la bisoñería de sus creadores en la materia de política de calle. Poco después ante la burla de sus adversarios, el PPG cambiara de nombre, poniendo en jaque a los burlones al arrebatarles el nombre de su partido, su consigna y sus programas con una mayor participación: será el Partido Democrático Venezolano, ese PDV cuyas siglas son un calco del PDN.


Pero eso no será todo: El PDV logra arrancar a la oposición el apoyo, que hasta entonces había monopolizado en forma tácita o expresa de lo más granado de la inteligencia Venezolana. En aquel perdido rincón de Venezuela, Chicho se alista en la nueva organización: No solo es designado miembro principal de su directiva, sino que es candidato a la Asamblea Legislativa. Lo hace como suplente, pero su plancha es la triunfadora, y en tal condición Chicho asistirá muchas veces a las sesiones en ausencia de su titular. No es por nada entonces que Chicho recordara esta etapa de la historia Venezolana como una edad de oro.


SU SEGUNDA VENEZUELA.

Pero ello terminara bruscamente el 18 de Octubre de 1945, y Chicho Mata quedara en bando de los vencidos. Aquí comienza una nueva etapa en la vida de Venezuela, y también en la suya. Su implicación en la actividad política será mucho más profunda y sostenida, como es el tono que aquella tomará a partir de entonces. Al contrario de lo que suele suceder en otras áreas de la plástica, en las artes gráficas eso no significa una disminución de la producción de un artista, ni en cantidad por su puesto, ni tampoco en calidad. Sobre esto último podrán ser jueces los críticos y los espectadores que se acerquen a la reproducción de sus trabajos en la exposición y en el archivo que ahora los conserva.


Los primeros grabados que allí se conservan, tienen como ámbito la campaña electoral para la Asamblea Nacional Constituyente. En los primeros meses de 1946, los Doctores Elías Toro e Isaac Pardo, figuras eminentes de lo que se llamó alguna vez el “Ala Luminosa” (Por intelectual) del PDV Medinista, forman un nuevo partido Unión Republicana Democrática. Todo lleva a Chicho Mata a darle su Adhesión, en particular después de que URD se convierte en el partido de Jóvito Villalba, el hombre que más admira en la política venezolana, y esto desde 1936 (Algún apunte bibliográfico hace remontar esa admiración al año 1928, pero es poco probable que el joven Tribuno fuese conocido entonces en Sabana de Uchire).


Durante el año 1946, los grabados de Chicho siguen en su texto la orientación de su líder: Gobierno de integración Nacional para garantizar imparcialidad en el proceso, lucha contra el “Ventajismo” de Acción Democrática y propaganda alrededor del color electoral de URD, el marrón–tierra. El partido de gobierno arrasa en las elecciones, y URD sufre una derrota aplastante.


La situación continuará igual durante los años del Trienio. Por lo tanto, más que describir el detalle de las campañas electorales y las participaciones de Chicho Mata con sus grabados, es útil referirse al clima político que su trabajo refleja. Durante el gobierno de Medina Angarita habrá una gran libertad de expresión, y también después del 18 de Octubre, esta vez ampliada con una mayor participación, al otorgarse el voto a los analfabetas, las mujeres y los jóvenes en edad militar. Pero entre los dos regimenes se situará un hecho de sangre, y las enemistades se hacen por eso irreconciliables, dejando de ser simples confrontaciones políticas para transformarse en odios personalizados. Muchos años después, con la autocrítica y el clima de unidad nacional que llevó al 23 de Enero, eso se llamo “Canibalismo”, y se prometió no incurrir jamás de nuevo en eso. Pero al parecer la carne humana es la más apetitosa de todas; en todo caso, lo fué en los años del Trienio.


En las elecciones presidenciales, URD escoge abstenerse aunque si lance sus candidatos a los cuerpos deliberartes. Esta es una decisión política que en Caracas se argumenta como una respuesta al sectarismo y, sobre todo, al ventajismo, a la voluntad hegemónica de Acción Democrática. Pero al no tener al candidato así cuya victoria se oriente la propaganda positiva en provincia, ésta se centra sobre todo en la descalificación del adversario, el cual responde pagando con la misma moneda. En el caso de URD, y de Chicho Mata en particular, se dá otra circunstancia que contribuye a hacer más duro el tono de su propaganda: De los partidos que participan en las elecciones, URD es el único que no ha aceptado el hecho de Octubre, no es por lo tanto un partido “Octubrista”, como si lo proclaman orgullosamente su colega de la oposición, Rafael Caldera y su partido COPEI. En Sabana de Uchire, Chicho Mata es el hombre a abatir, el “Cacique Medinista” y otras lindezas. Chicho se defenderá entonces navaja en mano, con ella se hacen los grabados.


Esta arma ofensiva que ha hecho correr tanta sangre en las peleas de gallosy en las noches de aguardiente pendenciero, buscará en sus manos herir de otra manera, menos letal, pero no por ello menos sangrientas, si es verdad que la ironía y la burla puedan ser mortales al dar ese cambiazo, y por supuesto sin darse cuenta, Chicho estará también dando un paso gigante, no solo individual, sino colectivo.


Si un hombre como él, nacido y criado en la Venezuela campesina y violenta, cambia “a critica de las armas” por “las armas de la crítica”; si cambian así la guerra por la política, eso significa que el país ha dado un inmenso salto adelante en su proceso civilizatorio. Y el aporte de Chicho Mata es tanto más significativo cuanto que lo está haciendo en una perdida aldehuela. De una forma u otra, eso tenia que reflejarse en su trabajo: El trazo de Chicho Mata es grueso, es vital, es violento, como por lo demás lo es el texto de sus afiches en una Venezuela, que también políticamente, esta apenas aprendiendo a escribir.


REBASA LAS FRONTERAS REGIONALES.

URD es un grupo pequeño, no solo frente a las magnitudes del partido de gobierno, sino incluso frente al otro partido de oposición, COPEI: Solo le disputa el ultimo lugar en las preferencias del electorado el partido comunista, el cual tiene sobre URD la ventaja de su organización, disciplina y mística legendarias. La importancia de la “Imprenta de madera”, de los grabados de Chicho Mata, se acrecenta tanto más y es uno de los pocos órganos de propaganda de su partido, cuyo trabajo se distribuye a todo el país. Chicho Mata se transforma así en una figura que transciende los límites regionales, razón de más para que sus adversarios lo conviertan en blanco de sus ataques: La acusación de “gomecista", el recuerdo de sus puestos bajo la tiranía y luego bajo el medinismo le es enrostrado con insistencia.

El trabajo de Chicho se orienta entonces a demostrar la falacia y, más aún, el absurdo de considerar “gomecista” a los opositores del régimen de Octubre. Aquí Chicho Mata tiene en las manos un nombre precioso: Jóvito Villalba. Al gran tribuno de 1928 y 1936, el hombre que pasó varios años en las cárceles de Gómez con grillos en los pies, es absurdo considerarlo “gomecista”: Basta comparar su Currículum Vitae, con el de algunos dirigentes del régimen Octubrista, y en especial con el de su candidato presidencial Rómulo Gallegos, a quién se le reprocha que, como todo el país pensante de la época, allá apoyado el “Milagro Político” de 1908. Por el contrario, insiste Chicho en los vitriolitos textos de sus xilografías, los verdaderos “gomecistas” son los gobernantes de Octubre, por sus métodos y por su manera de organizar elecciones.

La Navaja de Chicho va acumulando así, los cargos contra la gestión del gobierno sin que falten ataques al otro partido de oposición, COPEI. Pero sobretodo, como es lógico en periodo electoral, lo que más preocupa a Chicho Mata es denunciar el “ventajismo” del gobierno por favorecer a su partido en las próximas elecciones, en desventajas de los otros.


Cuando en un intento por impedir las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente se produzca el 11 de Diciembre de 1946 un alzamiento militar comandado por el Mayor Juán Pérez Jiménez, develado entonces con el apoyo, entre otros, de su propio hermano el futuro dictador Marcos, el gobierno no hace mucha diferencia entre su opositores militares y civiles. Con razón o sin ella: El suceso provoca en Caracas la detención –Con Miraflores por cárcel- de Jóvito Villalba y una crisis en URD, de donde se retiran sus fundadores Elías Toro e Isaac Pardo. Si en la Capital de la República los campos se definen y enfrentan de tal manera que el enemigo de mi enemigo se vuelve por eso mi amigo, en provincia esa división es siempre más tajante: Sin juego de palabras, Chicho va a andar “a salto de mata” para impedir que las “comisiones” del gobierno, con gran despliegue guerrero, le pongan la mano para mandarle preso lejos de su pueblo y, sobre todo, de su trabajo de propaganda.


El triunfo sobre la insurrección permite celebrar las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, con la ventaja de AD magnificada por la derrota de sus adversarios militares. Reunida ya esa Asamblea, la preocupación de Mata es impedir que aquella sea apenas un instrumento para hegemonía del partido gobernante y electoralmente mayoritario. Villalba no está en La Constituyente y, por lo tanto, Mata parece poco motivado para comentar lo que allí se discute. 1947 es también el año de la campaña presidencial. URD ha decidido abstenerse y solo hace campaña para el Congreso. Los grabados de Chicho se centran entonces en descalificar al adversario, el candidato de AD, Rómulo Gallegos, por su presunto pasado gomecista.

En febrero de 1948, se inaugura Rómulo Gallegos como presidente Constitucional de Venezuela; durante todo ese año, el enfrentamiento de URD con el gobierno de AD se profundiza, y el tono se hace cada vez más alto. Se hace más alto en la capital: Se puede adivinar que lo sea mucho más en Sabana de Uchire. En mayo tiene un lugar las elecciones municipales, y Chicho Mata elabora sus grabados generalmente con mucho texto para adversar al gobierno y apoyar la tarjeta marrón–tierra de URD. No deja de lanzar sus “Espuelas” (Sic) contra COPEI.

El 24 de Noviembre se produce el desplazamiento de AD por los militares. Chicho Mata no cesa en sus criticas a AD, y recibe el derrocamiento de Gallegos con una frase Galleguianas: “Las cosas vuelven al lugar de donde salieron”; y despide a Betancourt diciéndole que “Salude al vale Truman” en los Estados Unidos. No hay tregua para el enemigo caído, aunque Chicho Mata parezca estar lanzando una advertencia, cuando un grabado suyo dice que: “El mayor honor para la Junta de Honor Militar de gobierno, sería demostrar que sus integrantes saben mandar”, lo cual es una frase de su dirigente del partido, caso el propio Villalba. Durante buena parte del año 1949, Chicho continúa burlándose de los Adecos derrocados, imaginando que dirán en el exilio sus dirigentes. Al pasar cuatro años, a Chicho se le hace patente que los gobernantes militares no han seguido la advertencia contenida en aquel grabado; la situación es muy distinta a la de 1948, cuando el derrocamiento de Gallegos, paulatinamente URD ha ido pasando a la oposición (también COPEI). Chicho Mata sigue esa tendencia y su actividad se hace más febril a medida que se acercan las elecciones en las cuales, con la tarjeta amarilla, URD trata de reunir toda la oposición.


Advierte al gobierno que no trate de montar un fraude, lo denuncian por haber despilfarrado ocho mil millones de bolívares, y en ocho puntos expresa las reivindicaciones de la oposición, el primero de los cuales es el cierre del campo de concentración de Guasina. Se comienza a calificar el proceso electoral de “farsa”. Para impedir que lo sea y demostrar la amplitud de sus reivindicaciones, los grabados de Chicho exigen el regreso del país de los expresidentes Gallegos y Medina. Sus lemas preferidos son: “Ni perseguidos, ni perseguidores” y “¡Democracia Si, Dictadura No!”.


Ya se va precisando lo que se hará evidente a medida que la campaña avance: Que URD entiende cobijar bajo sus banderas, bajo el color amarillo de su tarjeta, al conjunto de la oposición legal o clandestina, con la excepción de COPEI que se ha lanzado solo con la consigna: “COPEI es la solución”.


El 30 de Noviembre de ese año será el momento de mayor gloria de URD, y también su caída; le gana las elecciones al gobierno pero este se niega a reconocer el resultado de la votación, apresa a Jóvito, a la dirigencia de URD y los envía al exilio; la pequeña imprenta de Chicho entra en hibernación, sino es enterrada como en 1925. Son los amargos y silenciosos años de la dictadura unipersonal de Marcos Pérez Jiménez. En Sabana de Uchire dedicados a sus viejas tareas en agricultura y el comercio, Chicho calla y espera. Acaso, como todo el mundo, esto le permite reflexionar sobre la autofagia a que los partidos democráticos se dedicaron con actitud suicida durante los años del trienio. Es posible, aunque no se debe olvidar nunca que se piensa y se siente diferente, cuando se está en Caracas y cuando se está en Sabana de Uchire, en el corazón de la Venezuela profunda.


DE LA DICTADURA MÁS CORTA, A LA DEMOCRACIA MÁS LARGA.

Decir que en Enero de 1958 es derrocada la dictadura, es repetir un dato no solo puramente descriptivo, sino además de sobra conocido y por ambas cosas triviales. El 23 de Enero no es significativo porque se produzca entonces el derrocamiento de una dictadura, que en resumidas cuentas ha sido la más corta (1952-1958); no lo es porque inaugura la dominación más larga de la historia venezolana. La diferencia es que tal vez no se trata de la denominación del hombre, sino del partido político en su forma más genérica, AD y COPEI si se quiere particularizar, aunque a URD, el partido de Chicho Mata le toque también algo en el convite. Pero no se trata de satisfacer el hambre de poder. Pese a todo cuanto se le reprocha, con razón o sin ella, el dominio del partido político en el siglo XX ha conducido a la más larga etapa de estabilidad política, de participación popular y de prosperidad económica en toda la historia venezolana, si bién todo eso parece haber entrado en cuestión de la ultima década.

También, al amparo de la libertad de expresión, la más amplia conocida en la historia de Venezuela, se desarrolla la prensa y la propaganda política, y es allí donde la actividad de Chicho Mata se destaca y se vuelve más meritoria, pues está trabajando en un ambiente que se vuelve no solo competitivo, sino con el auxilio de una tecnología que puede fácilmente aplastar el esfuerzo del empecinado artesano de Sabana de Uchire.

En las elecciones de 1958, URD apoyará la candidatura del contralmirante Wolfgang Larrazabal; la campaña es corta, y así también el aporte de Chicho Mata. Larrazabal será finalmente derrotado, pero URD surgirá como una importante fuerza política, y social de la nueva coalición gobernante.


Esa situación durará poco: En 1961, en desacuerdo con la postura del gobierno frente a Cuba, URD se separa de este y pasa a la oposición abierta. Villalba recorre el país llevando ese mensaje. En Caracas se fundan para apoyarlo el Diario El Clarín, que pronto se convertirá en el vocero del sector más radical del partido, aliado a la extrema izquierda insurreccional. Chicho Mata sigue desde su imprenta esa tendencia, hace propaganda por Clarín, y el texto de sus grabados presenta reiterativas listas de reivindicaciones económicas y sociales y, preconiza una revolución nacionalista como lo hace evidente a cada paso el político a quién más admira y acata Chicho Mata, Jóvito Villalba. Pero él nunca ha sido candidato presidencial hasta que decide hacerlo en 1963. El corazón y el cerebro se unen así para comandar la mano de Chicho, en una febril actividad como nunca antes había desplegado, como no la hará tampoco después. La actividad del artista se centra en biografiar a su líder como responde a una campaña presidencial. Aparecen entonces los grabados con textos bibliográficos, a veces larguísimos, o con elogios que le dirigen otras personas políticas como el General Gabaldón, y los de abalanza simple, en los cuales se puede apreciar una cierta progresión. En unos, se exalta al líder de la organización cuando todavía no ha arrancado la campaña electoral; estos son muy elocuentes sobre las inclinaciones que, en materia de candidatura, animan ya a los urredistas “de base”, particularmente en el interior de la República. Como sucede con Betancourt, los partidarios de Villalba suelen llamarlo por su nombre de pila, Acaso por la sonoridad del mismo, pero sobre todo para marcar la relación especial que une a la masa con el líder carismático.


PROPAGANDA, POLÍTICA Y… MAGIA.

Al lado de eso estarán los grabados de propaganda negativa, ósea contra los adversarios de URD y Jóvito Villalba. El primero de esos enemigos es AD, partido de gobierno que, por lo demás, ganará las elecciones de 1963. Chicho se desencadena contra la tarjeta negra, color escogido por ese partido cuando el CSE le quita el suyo blanco tradicional. Como era fácil preverlo, la propaganda va tener un carácter menos político que mágico, poniendo el acento en el simbolismo luctuoso del negro. Cierto no será solo eso: La referencia es constante, además a la política y a la historia del partido AD. El segundo blanco de los ataques es COPEI y su candidato Caldera. El objetivo es destacar su condición de socio del gobierno coaligado. En el fondo, es el mismo ataque contra AD, pero hay otro interés: Al poner el acento en COPEI como partido de gobierno, se va al encuentro de su pretensión de arrastrar para así para los votantes contrarios al gobierno de Betancourt.

En todo esto no deja de haber un elemento curioso: No hay mención alguna del candidato de AD, Raúl Leoni, ni de otro candidato que se disputa parte del electorado de Villalba: Arturo Uslar Pietri. Lo primero puede explicarse, a parte de la grisura del candidato que sin embargo resulto ganador, por el hecho de que Chicho quiere destacar la oposición histórica Villalba-Betancourt. En cuanto a la ausencia de alusiones a Uslar Pietri, hay seguramente en ellos el respeto que los urredistas de la base sienten por la segunda figura del medinismo, después solo del General mismo. Chicho viene de allí, y entiende continuar fiel a sus orígenes. Pero también es posible que esa actitud se deba a que la candidatura de Uslar Pietri arrancó muy tarde, y que, fenómeno electoral si bién impresionante, quedó bastante circunscrito a la zona central, sobre todo Caracas.


Villalba ha decidido no repetir su candidatura en 1968. Viene de varios años de colisión con AD (Leoni), y no se le percibe como el hombre de la oposición abierta. De todas formas, durante ese año tratará de montar varias combinaciones para vencer a un AD que se presenta dividida (Prieto y Gonzalo Barrios). Las vacilaciones de Villalba también son las de Mata: URD, dice, citando a Sanín, no está por una candidatura irreversible. A final se decidirá, junto al FND, de Uslar Pietri y el FDP de Dagger-Larrazabal, al lanzar como candidato presidencial a Miguel Ángel Burelli Rivas. Rafael Caldera ganará las elecciones. Villalba volverá a lanzarse como candidato en 1973, luego de haber sido derrotado en la Convención de la Nueva Fuerza (URD-MEP-PCU) –organización copiada de la unidad Popular Chilena- que prefirió a Jesús Paz Galárraga, secretario General del MEP. La nueva fuerza se dislocó antes de las elecciones y Villalba se lanzó solo. Entre ambos candidatos sacaron unos trescientos mil votos, contra dos millones del vencedor Carlos Andrés Pérez y un millón seiscientos mil de Lorenzo Fernández. Pero esta vez Chicho Mata parece decidido no perder su voto hará propaganda a Lorenzo Fernández, candidato de COPEI, abandonando por primera vez en su vida a un Villalba al que sabe vencido y desprestigiado por no haber querido aceptar la nueva fuerza una votación que le fué adversa.


Desde entonces, Chicho Mata parece definitivamente conquistado por COPEI, pese a la derrota de 1973. En las elecciones de 1978 apoyará a Luís Herrera Campins “Con todo los hierros”. Todos los grabados de esta época son a favor del candidato de COPEI. Pero esta vez no entra en contradicción de su vieja fidelidad a URD, partido que también apoyara a Luís Herrera.


REFERENCIAS CONTRADICTORIAS.

Sin embargo, no es cierto, por lo menos no lo es enteramente. La tendencia política a la preferencia electoral de Chicho Mata en 1983 parece contradictoria. La mayoría de los grabados se muestran extremadamente favorable a Caldera: Quién es, dice uno de esos grabados “El mejor candidato para 1983: no hay pele”. Cree que, amen de los independientes, muchos adecos votarán por Caldera. Versifica escribiendo que “Para el 83 Caldera Otra Vez”. Y finaliza copiando un slogan deportivo muy conocido: “En el 83, Rafael Caldera para todo el Mundo”. Mayormente afirmativa, su propaganda no deja de tener su sesgo descalificador del candidato de gobierno. “Lusinchi es un hombre de carácter para ser presidente de la Republica”, dice citando a Eduardo Fernández. Y de pronto las cosas cambian. Caldera vuelve a ser el enemigo.


Se le reprocha que haya comenzado su carrera política con la paliza al caricaturista Leoncio Martínez (Leo) en 1937. Se pinta COPEI con cara de Diablo y se vaticina que si llega a estar al alcance de sus colmillos “¡Pobre Venezuela!”. Se publica entonces un grabado con extenso Curriculum Vitae del candidato de COPEI, acusándolo de haber apaleado a Leo, de embargarle el sueldo a un obrero, de haber formado parte del gobierno adeco en 1945, de haber cobrado honorarios profesionales durante Pérez Jiménez, de haberse exiliado voluntariamente dos días antes de caer Pérez Jiménez, (“¡ que heroísmo!”), de firmar el pacto de Punto Fijo, y de ser “el principal responsable de los desaciertos y errores de este Gobierno incapaz” ( el de Herrera Campins). En fin, Chicho ha sacado a la calle toda la vieja artillería anti-Calderista. ¿Que ha pasado? Por qué ese giro en redondo?. Se podría pensar que, en primer caso, Chicho se estuviese trabajando por encargo: Hace propaganda por COPEI por que este le paga sus trabajos profesionales. Igualmente lo hace por sus criterios, o tal vez espontáneamente, siguiendo sus propias tendencias. La explicación tal vez sea otra en 1978, Villalba apoyo a Herrera Campins, y se logra la ansiada meta durante tanto tiempo perseguida: La derrota de AD. Era lógico pensar que 1983 Villalba haría la misma alianza, con el mismo objetivo: Es el mismo curso normal de las cosas. Pero en política dos y dos no siempre son cuatro. El caso es que, sorpresivamente, Lusinchi maniobra con gran habilidad y obtiene el apoyo de un Villalba envejecido y enfermo, en lo que el candidato triunfador llamará “la reunión reconciliación de la social-democracia Venezolana”. Chicho Mata seguirá entonces a su admirado Caudillo. Esta tal vez sea la última de las campañas electorales donde encuentre estímulo. En las elecciones de 1988, quiebra algunas lanzas a favor de Eduardo Fernández, pero ni la energía ni el corazón parecen estar en el asunto ya su querido Jobito Villalba, muy disminuido física e intelectualmente esta recorriendo el camino que poco después lo llevara a la muerte, y el propio Chicho se acerca a los Noventa años. Sin embargo, eso no le ha impedido asistir a la agonía de la segunda Venezuela en la cual ha desarrollado su trabajo a través de una existencia excepcionalmente larga: Aquel niño que sobrevivió a una muerte que solía llevarse a sus contemporáneos antes del primer año no solamente supero la esperanza de vida de los venezolanos de este siglo, sino que la triplicó, lo cual es una hazaña en cualquier parte del mundo: Francisco Manuel “Chicho” Mata Armas muere el 25 de Noviembre de 1991.


LA VENEZUELA DE LOS AUTODIDACTAS.

La vida y el trabajo de Chicho Mata merecen algunas reflexiones, en la medida en que ello trasciende de lo puramente individual y biográfico. Antes que nada, es un representante del arte popular, en el sentido de que sus cultores no pasaron jamás por una academia: Es la escuela de los Bárbaro Rivas, que alcanza sus más elevadas cumbres con Feliciano Carvallo y Juán Félix Sánchez. Es, en una palabra, la Venezuela de los que se han enseñado a sí mismos, cuando y porque no había maestros que pudiesen encauzar sus actitudes y desarrollar sus aptitudes.


Chicho Mata vive y trabaja la mayor parte de su vida en un escondido pueblecito del Oriente Venezolano, todavía hoy una aldea, y, lo que es peor, una aldea cuyo aislamiento del centro público y cultural del país todavía es evidente. Eso hace más meritorio, no sólo su voluntad de expresar al país de allá adentro con las huellas que sobre un trozo de madera blanda pueda dejar una navaja o cualquier instrumento de pareja precariedad, sino que lo haya podido hacer tal cantidad y con una calidad que, ya en su momento, llamó la atención de sus amigos políticos, a quienes resultó de una gran utilidad su trabajo, y no sólo en su pueblo o en su región, sino en el resto del territorio nacional.


Esas labores tienen como tema casi exclusivo la política, lo cual hace de los grabados de Chicho un testimonio de la historia de su tiempo particularmente interesante, a través de su lenguaje y de su implicación en las luchas políticas de su momento: A través de su partidarismo, también por el ámbito geográfico de su acción, permiten ver cómo se percibe el desarrollo de la política y de la historia venezolana, no desde los centros de decisión sino desde la periferia, desde el país profundo.




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